viernes, 17 de octubre de 2014

CUIDENSE DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS


En aquel tiempo, se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.

A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquél que, después de matar, tiene el poder de arrojar al infierno. Sí, les repito, teman a ése.

¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros».


Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


La hipocresía tiene las piernas cortas. No puede avanzar mucho. Nada hay cubierto que no llegue a conocerse. La hipocresía no nos trae cuenta. Nos descubrirán y entonces será peor el remedio que la enfermedad.

“Señor, danos fuerza para reconocer nuestra hipocresía y fuerza para superarla”

“No tengán miedo a los que matan el cuerpo”. No tengán miedo a que los insulten o los persigan de cualquier forma por causa de Jesús. Tened miedo a echar a perder a vida, a desaprovechar las capacidades que os ha dado Dios, a hacer daño a los demás, a alejaros de Dios. Estos miedos tienen sentido, aquéllos no.

¿Cuáles son tus miedos? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Dios nos ama, te ama. Está pendiente de ti: cuenta hasta los pelos que se caen de tu cabeza. Siempre está a tu lado. Siempre. Pero Dios es discreto y silencioso. Necesitamos del silencio y la oración para percibir su presencia.

“Señor, gracias por este encuentro contigo”

 “Dame fuerza para ser fiel a la oración de cada día”

 “Perdona y cura mi falta de confianza en ti”

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