lunes, 30 de noviembre de 2015

SÍGANME Y YO LOS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES



En aquel tiempo:

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, , llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar, porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, ya su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca -y a su padre, y lo siguieron.


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


Celebramos hoy la fiesta de San Andrés.

En medio de nuestras ocupaciones cotidianas Jesús nos dice «sígueme». San Andrés y los primeros discípulos responden generosamente y dejan las redes. Él mira hoy amorosamente nuestras vidas y nos llama. Él espera tu respuesta. Dios da una vocación a cada persona. La vocación es cómo Dios quiere hacerte feliz. Hay que responder para ser feliz.

¿Cómo saber lo que Dios quiere de mí? Puede que te llame a la vocación matrimonial, a la vida religiosa o sacerdotal... ahí no acaba la cosa. En la oración Dios deja un poso, ahí te dice cómo quiere que le sirvas y te provoca y da fuerzas para que respondas. En tu vida, determinadas personas han sido luz y te han indicado el camino. Dios también habla en los problemas que conmueven tus entrañas: el hambre, las familias rotas, los niños abandonados, los ancianos, los transeúntes... el rostro de Jesús se manifiesta en los hermanos necesitados y te piden una respuesta.

Repasa lentamente algunos de estos momentos en tu vida. ¿A dónde apuntan? ¿Qué giro le pide Dios a tu vida? Pide luz para ver y confianza para responder. Da siempre gracias.

Todo comenzó con un encuentro fortuito un día cualquiera a eso de las cuatro de la tarde, una hora sin programaciones.

Tú pasaste cerca y alguien les dijo quién eras; ellos te siguieron sin decir nada,
e, intrigado, les preguntaste: ¿Qué buscáis?; y te respondieron al estilo gallego:

¿Dónde vives, Rabí?

Tú seguiste el diálogo diciéndoles: Venid y lo veréis. Y en un solo día se enamoraron de ti.

Así comenzó a tejerse el tapiz de tus sueños, y el de ellos, y el nuestro, y el de otros que no sabemos...

Los primeros hilos fueron dos amigos y vecinos que compartían inquietudes y maestro, Andrés y Juan Zebedeo; después, el hermano de uno de ellos, Simón Pedro; y a continuación, Felipe, un vecino de todos conocido e inquieto, que se lo contó a su amigo de siempre, Natanael, que era recto y bueno y un poco escéptico, al cual tú ya le habías echado el ojo viéndolo ocioso.

Así, con muchos hilos finos y gruesos, y de colores muy diversos... hasta llegar a nosotros.

Y gracias a este tejer, en red y gratis, tu nombre y buena noticia resuenan todavía
en nuestro mundo e historia como algo que merece la pena y da alegría.

Y nosotros vamos aprendiendo a ser discípulos tuyos en esta tierra, día a día, Señor.

Amén

sábado, 28 de noviembre de 2015

ESTÉN PREVENIDOS Y OREN INCESANTEMENTE



Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:

Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.

Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.


Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


"No se os embote la mente". La advertencia de Jesús es quizá en nuestro mundo todavía más necesaria que en la Palestina del Siglo I. Hay muchos intereses que quieren que no funcione nuestra mente. Se invierte mucho dinero para que pensemos lo que conviene a los que pagan. Y muchas veces consiguen sus propósitos: no nos llama la atención que cada día mueran miles de niños por hambre, por el aborto...  Parece normal que empleemos más dinero en colonias, deportes, espectáculos que en solidaridad. Podríamos poner mil ejemplos. ¿Qué embota mi cabeza?

Pedimos a Dios que nos ayude a descubrir y a superar las trampas que continuamente se tienden a nuestro paso.

"Estad despiertos". No os traguéis cualquier cosa. Pensad ¿qué se dice? ¿Quién lo dice? ¿Para qué lo dice? ¿A quién beneficia? Rezad ¿qué me dices tú, Señor? La Palabra de Dios no tiene intereses en esta tierra, mejor dicho, tiene un sólo interés: la felicidad de todos. Pensar y rezar son los mejores medicamentos para combatir la enfermedad del sueño.

Las advertencias de Jesús son importantes. No es lo mismo estar despiertos o dormidos, con mente embotada o clara. Nos jugamos mucho. Nos jugamos la salvación. Es decir, nos jugamos que nuestra vida tenga sentido o no. Nos jugamos ser felices o no. Nos jugamos que otras personas vivan felices o no.

Señor, nos quieres en vela, despiertos, atentos, sin perdernos una, con los ojos fijos en ti y en el mundo en el que vivimos, en las personas que gozan y sufren a nuestro lado; porque Tú estás presente en todo lo que sucede y nos hablas desde cada acontecimiento.

Señor, nos quieres en vela, siempre en camino, siempre en pie, siempre superando etapas y afrontando nuevas rutas, siempre discriminando lo que más conviene, siempre preparados para lo que haga falta.

Señor, líbranos del vicio y la bebida, de la preocupación del dinero, del activismo, los agobios y prisas, de las obsesiones, la comodidad y la pereza, de todo lo que nos anestesia de todo lo que nos impide verte.

Señor, danos la fe necesaria para que, desde la caridad, nos encuentres siempre en vela para verte, y con el corazón abierto, para acogerte; para disfrutar de la paz y la alegría que sólo Tú nos puedes dar.

Amén

viernes, 27 de noviembre de 2015

EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN



Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su venida, les hizo esta comparación:

Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol, Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano, Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto., El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


Fijate en la higuera... fíjate en la vida, en tu vida, en la vida de las personas cercanas... fíjate en tu grupo de fe, en tu parroquia, en la iglesia... fíjate en tu familia, en tu pueblo o ciudad, en el mundo. Jesús era un gran observador.  Ver, mirar, fijarse, contemplar... ¡qué fácil es y qué poco lo hacemos! ¿nos enteramos de las cosas que suceden en nuestro mundo y en nosotros mismos? Podemos pedir a Dios que nos conceda ser personas con vista, con una mirada profunda.

La mirada de Jesús no se detenía únicamente en el cielo, mas bien sabía ver el cielo en la tierra. Descubría al Padre en la historia de su pueblo, en el corazón de las personas...

Señor Jesús, Tú nos invitas a observar  la Naturaleza, a aprender de su belleza y sus ritmos, del devenir de las estaciones, el germinar de las semillas y el crecimiento de las plantas.

Señor Jesús, ayúdame a descubrir todo lo que está despuntando en mi corazón: nuevos sueños, nuevas ilusiones para proyectos comenzados hace tiempo, nuevos deseos de amar, de servir a los pequeños, de entregarme a Ti. Agradezco todos los brotes de vida que van germinando y creciendo en mí, para ser yo misma, para ser más feliz, para dar más fruto.

Señor Jesús, limpia mi mirada, para que, a pesar de todas las corrupciones y todos los escándalos, sepa ver los brotes de vida que crecen en la higuera seca de nuestra sociedad, en la higuera seca de nuestra iglesia: personas mayores que comparten todo su tiempo y su sabiduría con los demás; jóvenes que van contracorriente, se acercan a Dios y dedican tiempo a los demás; niños que no pasan de largo ante las lágrimas de un compañero, enfermos que animan a sus familias, personas que en su trabajo no se conforman con cumplir… ¡Cuántos signos de vida, Señor!

Señor Jesús, ayúdame a confiar en tus palabras, que no pasan nunca, que me emocionan cada vez que las escucho, que impulsan mi vida, que construyen tu Reino de justicia y paz, de gracia y amor; que fortalecen mi esperanza en Ti, en mí, en la gente que me rodea, en la Iglesia y en el mundo. Tú estás a nuestro lado y tus palabras nos aseguran el final más feliz. Gracias, Jesús.

Tenemos que aprender a mirar al estilo de Dios. Dios, que es bueno, que es Amor, mira todo con bondad y amor. En la Creación, el libro del Génesis repite: "y vio Dios que era bueno" Y el Evangelio nos cuenta que Jesús  "fijando en él joven rico su mirada, le amó" Si no miramos con amor, no descubriremos al Dios-Amor en la vida, en la historia.

"Cura Señor mi mirada, tantas veces fría y egoísta"

"Gracias, Señor, por las personas que miran con amor"

"Ayúdame a descubrirte y a disfrutar de tu presencia"

Amén


jueves, 26 de noviembre de 2015

ENTONCES SE VERÁ AL HIJO DEL HOMBRE VENIR SOBRE UNA NUBE



Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:

Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se 
conmoverán.

Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 



Otra vez Jesús utiliza un lenguaje simbólico, difícil de comprender para nosotros. El panorama que dibuja es desolador: destrucción, venganza, signos en los astros... Sin embargo, a pesar de todo, las últimas palabras de Jesús son esperanzadoras: "levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación". Aunque a veces no lo parezca, hasta en las situaciones más dolorosas, Dios está presente y busca nuestra liberación, nuestra felicidad.

Podemos pensar en situaciones difíciles que hemos vivido. Y recordar cómo a pesar de todas las apariencias negativas, Dios se ha hecho paso y nos ha ido salvando poco a poco. Damos gracias. Si no hemos descubierto la presencia de Dios en los momentos dolorosos de la vida, le pedimos que nos conceda luz para saber descubrirlo.

Dios nos pone a veces en camino de personas que sufren mucho, que no tienen un futuro esperanzador. Y nos pide que les ayudemos a levantarse, a caminar, a disfrutar de la salvación del amor de Dios y de los hermanos.

Se suprimirá el diálogo en nombre de la verdad; después se suprimirá la verdad.

Se suprimirá la libertad en nombre de la responsabilidad; después se suprimirá la responsabilidad.

Se suprimirá la caridad en nombre de la justicia; después se suprimirá la justicia.

Se suprimirá la honradez en nombre de la eficacia; después se suprimirá la eficacia.

Se suprimirá la democracia en nombre del bien común; después se suprimirá el bien común.

Se suprimirá la fe en nombre de la ciencia, después se suprimirá la ciencia.

Se suprimirá la conciencia en nombre de la razón; después se suprimirá la razón.

Se suprimirá el derecho en nombre del orden; después se suprimirá el orden.

Se suprimirá la paz en nombre de la revolución; después se suprimirá la revolución.

Se suprimirá la utopía en nombre de los proyectos; después se suprimirán los proyectos.

Se suprimirá el espíritu crítico en nombre del respeto; después se suprimirá el respeto.

Se suprimirá el amor en nombre de la dignidad, después se suprimirá la dignidad.

Se suprimirá la ética en nombre de la estética; después se suprimirá la estética.

Se suprimirá la tolerancia en nombre de la ciudadanía, después se suprimirá la ciudadanía.

Se suprimirá al profeta en nombre de la estabilidad; después se suprimirá la estabilidad.

Se suprimirá el estado de bienestar para hacer posible una sociedad mejor que no llegará...

Y en nombre de nada se suprimirá al ser humano –al niño, al vecino, al ciudadano,
al emigrante, al débil y a nosotros mismos–, y un océano de violencia anegará nuestro mundo, nuestros pueblos, nuestras casas, nuestras entrañas...

Pero sobre el caos aleteará nuevamente tu Espíritu, y tu palabra creadora y liberadora nos llenará de esperanza.

Amén


miércoles, 25 de noviembre de 2015

SERÁN ODIADOS POR TODOS , A CAUSA DE MI NOMBRE



Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:

Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes: se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados: los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque Yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 



Os echarán mano, os perseguirán... hasta vuestros padres y hermanos y amigos os traicionarán. ¿Por qué? ¿Por hacer "cosas malas"? Precisamente por lo contrario: por ser seguidores de Jesús, por buscar la justicia, por ser testigos de la verdad, por trabajar por la paz.

"Señor, ayúdame a encajar la cruz de la incomprensión, del rechazo, de la persecución"

"Ayúdame a estar cerca de los que sufren por los hermanos"

Yo os daré palabras y sabiduría... ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. El Señor está cerca siempre y especialmente cuando sufrimos, cuando no somos comprendidos por su causa. Aunque, a veces, cuando pasamos malos momentos se nos nubla incluso la fe, parece que hasta Dios se ha ocultado.

"Padre, me pongo en tus manos"

"Tu rostro buscaré Señor"

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. El mundo se salva, nosotros nos salvamos cuando seguimos amando al recibir traiciones, cuando ponemos la otra mejilla por el Reino, cuando apostamos por la comunidad y no recibimos de ella más que incomprensión, cuando rezamos, a pesar de no sentir nada. Pedimos al Señor el don de la perseverancia para nosotros y para todas las personas que titubean ante la cruz.

Señor, Jesús, que supiste dar confianza de tu confianza en Dios, especialmente en los momentos de dificultad: en el cansancio de los caminos de Judea, en la predicación estéril a tus propios convecinos, en la asechanza constante de los fariseos, en la angustia y la soledad de huerto de los olivos, en la traición de los amigos, en el camino doloroso y humillante hacia el Gólgota, en la agonía de la muerte, en el sin-sentido, en la oscuridad…

Danos un corazón como el tuyo, confiado y paciente, para que también nosotros seamos capaces de dar testimonio en las dificultades, grandes o pequeñas, que acompañan nuestra vida de discípulos; ayúdanos, Señor, a parecernos a ti, que eres manso y humilde de corazón; enséñanos a ser discípulos, no sólo en la comodidad de los días claros y limpios, sino también en los problemas que nos inquietan cada día; que tu luz brille siempre, Señor, y nos ilumine en todas nuestras oscuridades.

Señor del amor verdadero, pon tu luz en nuestras sombras, pon tu paz
en nuestras luchas, pon tu voz en nuestros ruidos.

Pon armonía en nuestras diferencias, pon sentido en nuestras preguntas,
pon ternura en nuestros juicios y limpieza en cada proyecto.

Pon dignidad en nuestra mirada, y libertad en nuestras certidumbres, pon tu aliento en el bregar cotidiano, y tu amistad en nuestros contrastes.

Pon, Señor, tu verdad en nuestras dudas.

Ponnos, Señor, contigo, cuando buscamos tu evangelio para este mundo.

Tú que eres el camino, la verdad, y la vida.

Amén

martes, 24 de noviembre de 2015

MUCHOS VENDRÁN USANDO MI NOMBRE



Algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas. Entonces Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?»

Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El, tiempo está cerca". No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Mientras Jesús se fija en la generosidad de una pobre viuda, vemos como los judíos se fijan en la belleza del templo de Jerusalén. No cabe duda de que son sensibilidades bien distintas. ¿Cómo miramos nosotros? ¿Qué nos produce más admiración? ¿Qué valoramos más?

"Señor, enséñanos a mirar como tú"

"Convierte nuestro corazón insensible"

Los judíos creían que un día la historia terminará y algunos pensaban que ese momento último era inminente. Por eso preguntan: ¿cuando va a ser eso?  El lenguaje de Jesús es difícil de comprender, pero nos enseña dos cosas fundamentales:

Llegará el fin de la historia, aunque no está cercano.

En ese final brillará la generosidad de la viuda y será se apagará la gloria del templo de Jerusalén, vencerá el amor y la vida, morirá el egoísmo y la misma muerte.

"Señor, gracias por el gran regalo de la esperanza"

"Ayúdanos a distinguir las cosas verdaderamente importantes"

"Danos fuerza para trabajar por las causas que permanecen"

Dice Jesús: "Muchos vendrán usando mi nombre". En nuestros días nadie va diciendo que es Jesucristo, pero hay personas y cosas que se presentan como Salvadores, como Mesías. Hay personas que se creen salvadoras del mundo, hay productos que nos prometen la felicidad si los compramos y usamos, algunos economistas dicen que la salvación del mundo está en el mercado... ¿cuáles son los dioses de este mundo? ¿Cuáles son los míos?

"Sólo tú Señor tienes palabras de vida eterna"

"Sólo tú Señor me das la felicidad, la salvación"

"No permitas que creemos dioses y que nos creamos dioses"

Señor, dame una mirada como la tuya, una mirada que no se quede en la superficie, que sepa bucear a lo más profundo de la realidad.

Señor, convencerme de que sólo permanece lo que se construye sobre el cimiento sólido del amor y la verdad, aunque parezca pequeño y débil.

Ayúdame a darme cuenta de que no quedará piedra sobre piedra de todo lo que se levanta sobre la mentira y el egoísmo, por grande y bello que parezca.

Señor, orienta y dirige mi trabajo y mi vida, para que no pierda el tiempo y la fuerza con lo que no tiene fundamento y desaparece; para que todas mis obras broten de ti, como de su fuente, y tiendan siempre a ti, como a su fin.

Amén

lunes, 23 de noviembre de 2015

ESTA POBRE VIUDA, HA DADO MÁS QUE NADIE



Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


Jesús mira, mira con profundidad. No se queda en la superficie, en las apariencias. Como dice el primer libro de Samuel 16,7: "La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón".

Parece que no tenemos tiempo para mirar, para contemplar, para descubrir el corazón de las personas. Tenemos mucha prisa y poco amor.    

Las viudas de aquel tiempo normalmente eran pobres de solemnidad y estaban totalmente desprotegidas. Sin embargo, echó todo lo que tenía para vivir. Los cristianos estamos llamados a compartirlo todo, a dar incluso la vida. Pero en la realidad ¿cuánto tiempo, cuanto dinero, cuanta vida compartimos? ¿No se nos habrá pegado demasiado el polvo de la sociedad individualista y consumista en la que vivimos.

¿Por qué nos cuesta tanto compartir? Cada uno conocerá sus razones particulares, pero hay dos que nos afectan a casi todos. Por un lado, confiamos poco en Dios. Si confiáramos más en Dios, no nos apoyaríamos tanto en las seguridades materiales. Por otro, somos poco conscientes de todo lo que Dios ha compartido con nosotros, de todo lo que Dios cada día nos regala. "Todo lo mío es tuyo" dice el padre de la parábola del hijo pródigo, nos dice Dios a cada uno. Si fuéramos fuésemos más conscientes, compartir no sería un castigo, sería una necesidad que nace de un corazón agradecido.

Gracias, Señor, por la gente buena y sencilla.

No te sonríen con blancura dentífrica, desde las páginas de una revista. 

No acaparan flashes en los eventos de moda. 

No reciben premios en las galas con más glamour ni las multitudes corean sus nombres en el concierto de los poderosos. 

Pero no lo necesitan, para brillar con luz propia en el baile de la historia. 

Son el hombre justo y la viuda pobre, el profeta valiente y la mujer perdonada. 

Son el peregrino que comparte su mesa y su palabra, y el caminante que, en su fatiga, bromea y canta. 

Son el carpintero y la muchacha, el alfarero y la criada, el emigrante que no pierde la esperanza. 

Son la buena gente, que en lo discreto, transforma el duelo en danza. 

Gracias, Señor, por la gente buena y sencilla. Hazme bueno y sencillo, Señor.

Amén