lunes, 2 de noviembre de 2015

¿PORQUÉ BUSCAN ENTRE LOS MUERTOS AL QUE ESTÁ VIVO?



El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que El les decía cuando aún estaba en Galilea: "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día"». Y las mujeres recordaron sus palabras.


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


A. Después de recordar a Todos los Santos, recordamos a los fieles difuntos. No está bien recordar continuamente la muerte y a los muertos, pero tampoco está bien vivir de espaldas a esa realidad. Los cristianos recordamos a los difuntos con gratitud. Debemos mucho a los que ya se fueron. Y por eso damos gracias.

B.  Recordamos a los muertos con esperanza. Jesús nos ha dicho muchas veces que El es el verdadero camino que nos conduce a la vida, a la vida auténtica, al Dios-amor. Salimos de las manos creadoras de Dios y volvemos a sus manos resucitadoras. Ésta es nuestra fe, ésta es nuestra esperanza. Damos gracias a Dios y le pedimos que aumente nuestra fe.

C. Jesús ha ido a prepararnos sitio. Cuando nacimos, nuestros padres prepararon muchas cosas para acogernos con amor. Cuando pasemos de esta vida a la definitiva, Dios mismo nos habrá preparado sitio y nos dará el beso más amoroso que nadie nos haya dado nunca. Y mientras caminamos por esta tierra podemos sentir y compartir el amor que Dios nos regala cada día.

Y entonces... vio la luz.

La luz que entraba por todas las ventanas de su vida.

Vio que el dolor precipitó la huida y entendió que la muerte ya no estaba.

Morir sólo es morir. Morir se acaba.

Morir es una hoguera fugitiva.

Es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba.

Acabar de llorar y hacer preguntas; ver al Amor sin enigmas y espejos;
descansar y vivir en la ternura; tener la paz, la luz, la casa juntas y hallar, dejando los dolores lejos, la Noche-luz tras tanta noche oscura.

Amén

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