jueves, 1 de octubre de 2015

LOS ENVIÓ DE DOS EN DOS



El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir.

Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero, los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.

Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!" y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario.

No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes". Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: "¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca".

Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad».

Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


Para Jesús el mundo no es un negocio a explotar, ni un espectáculo para contemplar, ni un peligro que destruir. Para Jesús, el mundo es una mies, un campo necesitado de trabajadores. ¿Cómo miro el mundo? ¿Cómo miro a las personas?

"Transforma mi mirada egoísta, Señor"

"Gracias Señor por compadecerte de mis miserias"

"Señor, enséñame a mirar como tú me miras" Decid: “Está cerca de vosotros el Reino de Dios”.

Está cerca el Reino de Dios poneos en camino, caminad, no os paréis, andad los caminos de la vida nueva, inventad los caminos, seguid las huellas de Aquél que viene, poned vuestros pies en movimiento.

¿No notáis la parálisis, el estancamiento, la invalidez, la impotencia, el letargo?

Está cerca el Reino.  Despertad.

Moved los pies como lugar de acercamiento, como capacidad de detenernos junto a los que nos necesitan de proximidad a los alejados, búsqueda del sentido
enterrad vuestros pies en señal de distancia, de rodeos.

Detened vuestros pies con su tendencia a escapar de los lugares de intemperie,
de dolor o de conflicto; tan ágiles para subir y trepar hacía el éxito, tan perezosos para acercarse a los que viven en las cunetas de la vida.

Está cerca el Reino de los cielos, poneos en camino.

Él es el camino. Pon tus pies en movimiento por sus caminos y sus búsquedas,
por las rutas de sus cansancios y las sendas hasta llegar al final.

Está cerca el Reino de los cielos, y en este tiempo de esperanza da las gracias
por las veces que Sus pies han salido en tu búsqueda hasta encontrarte,
porque te han esperado en las encrucijadas de tus caminos, porque han marchado delante de ti cuando no sabías por donde ibas, porque iban de tras de ti para defenderte del peligro, porque estaban junto a ti cuando te creías solo o sola.

Está cerca el Reino mueve tus pies, y camina: Levántate y comienza andar.

Andar por los caminos nuevos porque los caminos se van haciendo, no existen de antemano, se crean, se inventan como se crea y se inventa el Reino cada vez que movemos los pies hacia los otros.

Mueve tus pies y comienza a derribar todas las indicaciones que prohíben, obligan a pararte.

Mueve tus pies porque el nuevo Reino, y, aunque no lo parezca, todo es posible:
pararse y andar, descalzarse y despojarse, correr y descansar. Amén.

Pedid al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies. Pedid a Dios que envíe laicos que transformen el mundo, sacerdotes que sirvan a las comunidades cristianas; religiosos y religiosas que nos recuerden la absoluta grandeza de Dios. Pedid y escuchad la llamada de Dios. Escuchad y llamad a otras personas.

Envíame sin temor, que estoy dispuesto.

No me dejes tiempo para inventar excusas, ni permitas que intente negociar contigo.

Envíame, que estoy dispuesto.

Pon en mi camino gentes, tierras, historias, vidas heridas y sedientas de ti.

No admitas un no por respuesta.

Envíame; a los míos y a los otros, a los cercanos y a los extraños a los que te conocen y a los que sólo te sueñan y pon en mis manos tu tacto que cura, en mis labios tu verbo que seduce; en mis acciones tu humanidad que salva; en mi fe la certeza de tu evangelio.

Envíame, con tantos otros que, cada día, convierten el mundo en milagro.

Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario