lunes, 19 de octubre de 2015

CUIDENSE DE TODA AVARICIA



Uno de la multitud dijo a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia»,

Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».

Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha" Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida",

Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿y para quién será lo que has amontonado?"

Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».

Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


Que pocas son las familias en la que no hay problemas con las herencias. Normalmente los problemas no surgen porque cada uno exige sus derechos legítimos, sino porque, aunque casi nadie lo reconoce, en casi todos se esconde la codicia.

Pedimos al Señor que nos ayude a reconocer la codicia, consciente o inconsciente que influye, condiciona y en ocasiones determina nuestra actuación; y que, por consiguiente, marca las relaciones con los demás y con Dios. Pedimos fuerza para superarla.

Damos gracias porque también somos capaces de ser generosos y por todas aquellas personas que son ejemplares a la hora de compartir sus bienes.

Señor, líbrame de la codicia de tener mucho dinero y hazme generoso, como Tú.

Líbrame de la codicia de acaparar mucho poder y hazme servicial, como Tú.

Líbrame de la codicia de desear muchos caprichos y hazme austero, como Tú.

Líbrame de la codicia de ser famoso y hazme pasar por uno de tantos, como Tú

Líbrame de la codicia de poseer a las personas y ayúdame a buscar la libertad de todos, como Tú.

Líbrame de la codicia de querer ser el mejor y hazme ser hoy mejor que ayer, con tu ayuda.

Líbrame de la codicia de buscar continuamente el placer y haz que busque sólo el Amor, contigo.

Líbrame de la codicia de hacer muchas cosas y ayúdame a cumplir la voluntad del Padre, como Tú.

Líbrame de la codicia de pretender ser un salvador y hazme humilde colaborador tuyo.

La vida no depende de los bienes. Ni la vida, ni la felicidad, ni nada que tenga realmente valor a los ojos de Dios. Una vida plena y feliz es consecuencia del amor, de la fe, de la entrega...

¿Cómo quieres asegurarte una buena vida, acumulando riquezas?

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Amén

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