Jesús,
llamando a la gente, les dijo: «Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna
cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es
aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!»
Cuando se
apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el
sentido de esa parábola. Él les dijo: «¿Ni siquiera ustedes son capaces de
comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede
mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en
lugares retirados?» Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego
agregó: «Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del
interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones,
las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la
maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el
orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las
que manchan al hombre».
Palabra
del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Pueden ayudar estas ideas:
Los
judíos creían que eran impuros los que comían ciertos alimentos. Se dejaban
llevar por las apariencias. A veces también juzgamos, o se nos juzga por el
aspecto exterior, por el color de la piel, por la forma de hablar...
"Señor,
no nos dejes caer en la superficialidad"
"Enséñanos
a descubrir el corazón de las personas"
"Perdona
nuestra juicios precipitados e injustos"
Lo
importante es lo que sale del corazón. Por lo tanto, nuestra tarea más
importante es "cuidar nuestro corazón". ¿Cómo podemos cuidarlo?
Podemos estar atentos para descubrir malos deseos, endurecimientos, falta de
ilusión... y sobre todo, podemos encontrarnos con Jesús, en la
oración y en los sacramentos. Él nos lo cuidará mejor que nadie.
Si yo
fuera limpio de corazón descubriría…
Que
todos somos obra de Dios, llevamos algo de bueno en el corazón.
Que
todos valemos la pena, y nos queda algo de la imagen de Dios.
Que a
todos hay que darles otra oportunidad.
Si yo
fuera limpio de corazón descubriría…
Que
todos somos dignos de amor, justicia, libertad, perdón.
Que
todos somos dignos de compasión, respeto y de muchos derechos.
Que
todas las criaturas son mis hermanas.
Que la
creación es obra maravillosa de Dios.
Si yo
fuera limpio de corazón descubriría…
Que no
hay razón para levantar barreras, cerrar fronteras.
Que no
hay razón para ninguna clase de discriminación.
Que no
hay razón para el fanatismo y para no dialogar con alguien.
Que no
hay razón para maldecir, juzgar y condenar a nadie.
Que no
hay razón para matar, ni para el racismo.
Si yo
fuera limpio de corazón descubriría…
Que
todos los ancianos tienen un caudal de sabiduría, y los jóvenes, de ideales.
Que los
adolescentes tienen un caudal de planes, y los niños, de amor.
Que las
mujeres tienen un caudal de fortaleza, y los enfermos, de paciencia.
Que los
pobres tienen un caudal de riqueza, y los
discapacitados, de capacidades.
Si yo
fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay
razón para tender puentes, dar a todos la paz, trabajar por la paz, amar y defender la creación.
Que hay
razón para ser hermanos y seguir siendo amigos.
Que hay
razón para sonreír a todos.
Que hay
razón para dar a todos los buenos días, dar a todos la mano, intentar de nuevo hacerlo todo mejor.
Si yo
fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay
razón para seguir viviendo, para vivir en comunidad.
Que hay
razón para prestar un oído a lo que dicen los demás.
Que hay
razón para servir, amar, sufrir.
Purifica
mi corazón. Limpia mi mirada. Y viviré.
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