jueves, 12 de febrero de 2015

SEÑOR, ENSANCHA MI PENSAMIENTO Y MI CORAZÓN



Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.

En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de Él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.

Él le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros».

Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos».

Entonces Él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija». Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.

Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pueden ayudar estas ideas:

Procurando pasar desapercibido... ¡Cuánto dicen estas palabras! A nosotros también nos gusta pasar desapercibidos, sobre todo cuando nos interesa. Pero ¡cuántas veces llamamos la atención de mil formas, más o menos sutiles para que se nos tenga en cuenta, para que se reconozca nuestro trabajo. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

No sabemos bien por qué Jesús uso de tanta dureza con aquella mujer. Quizá para poner a prueba su fe. Y la fe de esta extranjera brilló con toda su fuerza. Tantas veces nos creemos tratados con dureza por Dios. Parece que no nos escucha, que calla, que nos da lo contrario de lo que le pedimos...

Señor, aunque no siempre lo reconocemos, te necesitamos, como la mujer cananea.

Por eso te decimos: "Ten compasión de mí, Señor, Señor, socórreme".

A veces no te sentimos a nuestro lado, parece que estamos en tu lista negra, que nuestras palabras no llegan a tus oídos y tu corazón está cerrado a nuestro dolor.

Danos un corazón que no desconfíe, que sepa pedir y esperar tu ayuda.

Conserva y auméntanos el don de la fe, para sepamos que Tú estás, aunque no te sintamos.

Era una extranjera. Pero nos da ejemplo de una fe inquebrantable. Hay muchas personas que no son de las nuestros, de nuestro país, de nuestra religión, de nuestro partido, no tienen nuestras costumbres, nuestra cultura... y también nos dan ejemplo.

"Señor, ayúdanos a descubrir y a romper nuestros prejuicios"

"Ensancha Señor mi pensamiento y mi corazón"

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