sábado, 13 de diciembre de 2014

JESÚS, AYÚDAME A DESCUBRIR A LOS PROFETAS FRENTE A MÍ



Los discípulos preguntaron a Jesús:

«¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?»

Él respondió: «Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también harán padecer al Hijo del hombre». Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.

Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pueden ayudar estas ideas:


A la gente le cuesta reconocer a Juan como el profeta enviado de Dios, le cuesta reconocer a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios. También a nosotros nos cuesta reconocer la cercanía de Dios en nuestra vida:

Señor, danos la mirada de fe de Juan Bautista, para descubrirte y reconocerte en la vida, en mis gozos y esperanzas, en mis tristezas y angustias, en los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de los que sufren y de todas las personas.

Qué sepamos verte y oírte, sentirte y tocarte.

Señor, danos la valentía de Juan Bautista, para gritar con palabras y obras de amor:

“En medio de vosotros hay uno que no conocéis” para que sepamos mostrar tu presencia, a quienes te buscan a ciegas y no te encuentran, a los que te necesitan, aunque no lo reconozcan.

Señor, gracias por compartir nuestra vida, gracias porque quieres encontrarte con nosotros, gracias por la alegría de anunciar a otros tu presencia.


Elías vendrá y lo renovará todo. El adviento es tiempo de renovación: renovación personal, renovación eclesial, renovación social. Pero ¿es posible la renovación? ¿Podemos cambiar? ¿Podemos superar esas malas costumbres que tenemos tan arraigadas? Es posible. Esta es una de las buenas noticias del Adviento. Y además Dios mismo viene para dar la vida por esa renovación. Con su fuerza y nuestra colaboración la renovación será realidad. ¿Qué habría que renovar? ¿Qué le dices a Dios?


A Juan Bautista lo trataron a su antojo. Jesús el Hijo del Hombre, va a padecer a manos de ellos. Es destino de los profetas. Los profetas no son videntes, son testigos de Dios, testigos de una verdad que no se quiere oír, porque es demasiado dura, demasiado comprometida...

"Señor, ayúdame a descubrir los profetas que pones en mi vida"

"Quiero acoger tu Palabra, por exigente que sea"

"Tu Palabra Señor, es vida"

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