martes, 10 de marzo de 2015

HASTA SETENTA VECES, SIETE



Se acercó Pedro y dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?»

Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes". El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda". Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?" E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos».

Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pueden ayudar estas ideas:

Con qué alivio aceptamos el perdón de los demás y cuando nos cuesta ofrecerlo de corazón. Las dos cosas son muy importantes: aceptar agradecidos el perdón y mostrar la gratitud perdonando.

“Señor, haznos humildes para pedir perdón”

“Gracias por el perdón que nos regalas, que nos regalan”

“Danos un corazón grande para perdonar”

“Cura el orgullo que nos deja disfrutar el perdón”

Jesús no habla sólo de perdonar, habla de perdonar de corazón. Y no sólo en una ocasión. Si difícil es perdonar, más difícil es perdonar al que ya nos ha ofendido otras veces. Tanto uno como otro son dones de Dios, que tenemos que pedir, sobre todo en los casos más difíciles, más dolorosos.

Dios y Señor nuestro, que sea comprensivo como Tú eres comprensivo conmigo, que sea misericordioso como Tú eres misericordioso conmigo, que sea generoso como Tú eres generoso conmigo, que sea... que sepa perdonar como Tú me perdonas, que sepa estar cerca como Tú estás cerca de mí, que sepa cuidar a quien lo necesite como Tú cuidas de mí, que sepa...

En definitiva, que sepa amar a todos, a los que me hacen bien y a los que me hacen daño, como Tú me amas a mí, con todo el corazón, cuando te amo y cuando te olvido.

¿Señor, no es demasiado lo que te pido, no es excesivo el camino que me señalas?

Es inalcanzable, Señor, para mis pobres fuerzas, pero contigo puedo parecerme, cada día, más a Ti.

Porque Tú no sólo eres mi modelo y mi camino,

Tú eres mi fuerza y mi energía.

Gracias, Señor.

Por último, una recomendación: se acerca la Pascua, y sería bueno que fuéramos preparando la celebración del sacramento del perdón, para morir al pecado y renacer a la vida nueva. Una buena preparación nos conducirá a una celebración gozosa, de reconciliación con Dios y con los hermanos.

Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario