martes, 9 de septiembre de 2014

LOS APOSTOLES DE JESÚS



Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?



Jesús ora, pasó toda la noche orando.

¿Cuánto tiempo dedicas a la oración? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?



Llama a cada uno por su nombre. Llama a los que quiere para darles la misión que quiere, llama porque quiere, porque nos quiere. Hemos de estar atentos para escuchar las llamadas de Dios.


Jesús: Tú eres siempre una sorpresa, eres el amigo que se encuentra sin esperarlo. Y yo te he encontrado. No esperaba conocerte tan de cerca. Pero llegaste, como a la Samaritana, y me has dicho: "Dame de beber". Como a Zaqueo, elevaste los ojos hasta el árbol en que estaba, y me dijiste: "Baja, que quiero hospedarme en tu casa". Sabes que te necesito, y llegas sin que te llame.

Permíteme acompañarte en el camino. Tú me conoces y sabes lo que quiero, lo mismo mis proyectos que mis debilidades. No puedo ocultarte nada, Jesús. Quisiera dejar de pensar en mí, y dedicarte todo mi tiempo. Quisiera entregarme por entero a ti. Quisiera seguirte a donde quiera que vayas.

Pero ni esto me atrevo a decirte, porque soy débil. Esto lo sabes mejor que yo. Sabes de qué barro estoy hecho, tan frágil e inconstante. Por eso mismo te necesito aún más, para que tu me guíes sin cesar, para que seas mi apoyo y mi descanso.

¡Gracias por tu amistad, Jesús!


La gente venía de lejos para escuchar a Jesús, para que Jesús los curase. Hoy Jesús sigue hablándonos y sigue curándonos.

¿Qué hacemos por acercarnos a Él?

¿Qué podríamos hacer?

¿Qué te dice Dios?

¿Qué le dices?

1 comentario:

  1. lo mismo mis proyectos que mis debilidades. No puedo ocultarte nada, Jesús. Quisiera dejar de pensar en mí, y dedicarte todo mi tiempo. Quisiera entregarme por entero a ti. Quisiera seguirte a donde quiera que vayas.

    Pero ni esto me atrevo a decirte, porque soy débil. Esto lo sabes mejor que yo. Sabes de qué barro estoy hecho, tan https://datafellows.net/descubre-si-tienes-las-habilidades-necesarias-para-ser-un-buen-politico/

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