sábado, 5 de septiembre de 2015

EL HIJO DEL HOMBRE ES DUEÑO DEL SÁBADO



Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.

Algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?»

Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?»

Después les dijo: «El Hijo del hombre es dueño del sábado».


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?



Los fariseos están al acecho. Espían a Jesús y a sus discípulos, para ver de qué los puedes acusar.


Los acusan de incumplimiento de la ley del sábado. Utilizan la ley para atacar, para condenar. Jesús les explica con un ejemplo el verdadero sentido de la ley del sábado y de todas las leyes. Las leyes tienen su sentido, pero están al servicio de las personas. Las personas no pueden convertirse en esclavas de la ley. Además Él está por encima de cualquier ley: es señor del sábado.


¿Estamos al acecho de alguna persona? ¿Utilizamos la ley para condenar? Pedimos perdón.

Damos gracias a Jesús que nos libera del peso de la ley.


Señor, Tú nos ofreces tu palabra y tu ley, para compartir con nosotros tu sabiduría, para que conducirnos por el camino de bien, para buscar la concordia y la paz, para ayudarnos a encontrarnos contigo.


No permitas que utilicemos la ley para condenar, para someter a las personas más débiles, para defender los intereses de los poderosos, para justificar injusticias y atropellos, para convertirla en un ídolo sin corazón.


Señor, danos sabiduría para comprender tu ley, confianza para aceptarla como camino de vida y acierto para mostrarla en positivo a los demás.

Amén

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