sábado, 11 de junio de 2016

USTEDES HA RECIBIDO GRATUITAMENTE, DEN TAMBIÉN GRATUITAMENTE



Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.


Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Este Evangelio nos ayuda a comprender la vida de San Bernabé y nos muestra un estilo de vida que también nosotros hemos de vivir. Nos fijamos en tres aspectos:

No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla. ¿Cómo vamos a anunciar que nuestro tesoro es Dios y la fe, si estamos todo el día preocupados por el dinero, por nuestras cosas?

“Señor, haznos pobres y austeros”

“En Ti confiamos. Tú eres nuestra riqueza”

“Perdona y cura nuestro afán de poseer”

Quedaos en la casa donde vayáis. El Evangelio no se anuncia en un día, ni en dos, ni en un año. Hay que tener paciencia. Todos necesitamos tiempo para comprender y acoger la Buena Noticia.

“Haznos, Señor, pacientes y confiados”

“Perdona y cura nuestra impaciencia”

“Gracias Señor por las personas que saben esperar”

Si alguno no os recibe, cuando salgáis de su casa sacudid el polvo de los pies. Es necesaria la paciencia ¡imprescindible! con todos aquellos que quieren avanzar.

Pero no podemos perder el tiempo con los que se cierran al mensaje del Evangelio una y otra vez.

“Señor, haznos lúcidos para saber en cada momento lo que tenemos que hacer”

“Enséñanos a saber retirarnos sin rencor”

Vamos, amigo, no te calles ni te achantes, que has de brillar como fuego nocturno,
como faro en la tormenta, con luz que nace en la hoguera de Dios.

Vamos, amigo, no te rindas ni te pares, que hay quien espera, anhelante, que compartas lo que Otro te ha regalado.

¿Aún no has descubierto que eres rico para darte a manos llenas?

¿Aún no has caído en la cuenta de la semilla que, en ti, crece pujante fértil, poderosa, y dará frutos de vida y evangelio?

Vamos, amigo.

Ama a todos con amor único y diferente, déjate en el anuncio la voz y las fuerzas, ríe con la risa contagiosa de las personas felices, llora las lágrimas valientes del que afronta la intemperie

Hasta el último día, hasta la última gota, hasta el último verso.

En nombre de Aquel que pasó por el mundo amando primero.

Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario