jueves, 22 de enero de 2015

JESÚS SE RETIRÓ CON SUS DISCÍPULOS A LA ORILLA DEL MAR



Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.

Porque, como sanaba a muchos todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre Él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pueden ayudar estas ideas:

La gente seguía a Jesús. Tenían hambre, hambre de esperanza, hambre de alegría, hambre de amor, hambre de verdad... hambre de Dios, en definitiva. Dejan sus quehaceres, sus casas y se van a escuchar a Jesús.

¿Tengo hambre de Jesús? ¿qué hago por seguirle, por escucharle? ¿qué estoy dispuesto a dejar por estar con Él? ¿qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Mi corazón inquieto busca sentido para mi vida; mi corazón  insatisfecho te busca a Ti, Dios mío, y tiene sed y tiene hambre y tiene ganas de ti, como la cierva que busca el agua; o el niño hambriento, el pan.

En mi camino muchas veces no te he buscado y me he perdido.

Mi desorden, mi egoísmo y mi orgullo cegaron las búsquedas.

Mis pecados se convirtieron en lágrimas que mojaron mi pan, y al comerlo me preguntaba de nuevo: ¿Dónde está tu Dios?

¡Cómo lo siento, Señor!: mi corazón tiene sed de ti; mi corazón busca en ti a Alguien que llene su existencia.

Te busca con pasión y con fuerza, Oh Dios vivo, Dios de la vida, me pregunto a cada paso. ¿Cuándo veré tu rostro, tu faz, Oh Dios?

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