jueves, 29 de enero de 2015

AL QUE TIENE, SE LE DARÁ



Jesús decía a la multitud:

«¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!»

Y les decía: «¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene».

Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pueden ayudar estas ideas:

Quien acoge su Palabra se convierte en luz para los demás. ¿Qué podrían decir los demás de mi testimonio? ¿Salgo de casa y hago algo por los demás o vivo mi cristianismo en privado, ayudando sólo a los de casa y ocultando la luz que he recibido?

Nos pusiste, Señor, en esta tierra como luz, como hoguera abrasadora, a nosotros que apenas mantenemos encendida la fe de nuestras almas.

Nos dejaste, Señor, como testigos, como anuncio brillante entre las gentes, a nosotros, tus amigos vacilantes.

No te oirán si nosotros nos callamos, si tus hijos te apartan de sus labios.

No verán el fulgor de tu presencia si tus fieles te ocultan con sus obras.

¡Ay de aquel que no siembre a manos llenas, el que guarda en su pecho tus regalos, el que deja a los ciegos con su noche y no da de comer a los hambrientos!

¡Ay de aquel que no grita tu evangelio, el que calla detrás de sus temores, los que buscan tan solo los negocios olvidando dar la vida a tu mensaje!

Fortalece, Señor, nuestra flaqueza.

Que tus siervos anuncien tu palabra.

Que resuene tu voz en nuestra boca.

Que tu luz resplandezca en nuestras vidas.

Tú serás fortaleza de tu pueblo, la victoria del hombre desvalido.

Con tu ayuda serán irresistibles tus testigos dispersos por la tierra.

«La medida que uséis la usarán con vosotros»: ¿cómo te gustaría que te trataran? El testimonio ha de ser respetuoso y ha de hablar a todos de la misericordia de Dios. Esta es la Buena Noticia del Evangelio: Dios no ha venido a juzgar el mundo, sino a perdonarlo, a amarlo profundamente con entrañas de misericordia. ¿Eres testigo del amor de Dios a todos? ¿Te gustaría que usaran contigo la medida de la misericordia o la crítica y el desamor?

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