A
la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando venga el
Paráclito que Yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que
proviene del Padre,
Él dará
testimonio de mí. y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde
el principio.
Les he dicho esto
para que no se escandalicen.
Serán echados de
las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán
que tributan culto a Dios.
Y los tratarán
así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Les he advertido
esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.
No les dije estas
cosas desde el principio, porque Yo estaba con ustedes.
Palabra
del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi
vida?
Pueden ayudar estas ideas:
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Guardar
los mandamientos de Jesús es vivir en el amor. El amor es el gran mandamiento.
Amar es la palabra que resume la misión del cristiano. Si no guardamos los
mandamientos de Jesús, si no vivimos el mandamiento del amor es que no amamos a
Jesús.
“Señor, perdona y cura nuestra falta de amor”
“Danos un corazón que sepa acoger y compartir tu
amor”
El tiempo de las apariciones se termina y Jesús,
antes de su Ascensión, consuela a los apóstoles, a sus discípulos. No los
dejará desamparados. No nos deja desamparados. Nos da su Espíritu. No es un
regalo de segunda. El mismo Espíritu que movió la vida de Jesús, moverá también
nuestra vida, eso si, si le dejamos.
“Ayúdanos a reconocer a tu Espíritu Señor”
“Gracias por regalarnos tu Espíritu”
“Perdona porque a veces no creemos en la fuerza del
Espíritu”
EL destino de Jesús es vivir eternamente unido al
Padre por el Espíritu. Nuestro destino es estar con Jesucristo: nosotros con él
y él con nosotros. Y Dios quiere que se haga realidad este destino ¿Qué vas a
hacer para que se cumpla este deseo de Dios? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Abre nuestro corazón, Jesús, a tu Espíritu.
Donde está el Espíritu, no hay soledad ni aburrimiento.
Donde está el Espíritu, la vida y la alegría se
ensanchan.
Donde está el Espíritu, la valentía y la humildad se
alían.
Donde está el Espíritu, crecen la justicia y la paz.
Donde está el Espíritu, sentimos tu presencia
amorosa.
Donde está el Espíritu, la fe mueve montañas.
Donde está el Espíritu, la esperanza vence a la
muerte.
Donde está el Espíritu, el amor es capaz de dar la
vida.
Abre nuestro corazón, Jesús, a tu Espíritu.
Amén
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