Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido».
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y
hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde
ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas,
madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro
recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los
primeros».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres
decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer
realidad este evangelio en mi vida?
Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor,
pero antes que eso es un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo.
Es un don que tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
“Señor, danos el don de la pobreza y la
disponibilidad”
Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que
por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras,
recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia?
¿Qué te ha dado Dios cuando has sido
generoso con Él?
¿Que te dice Dios?
¿Qué le dices?
Podría seguir así, ir tirando más o menos… ¿Por qué
complicarme la vida?
Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Quisiera no tener que elegir no tener que tomar una
decisión, preferiría no hacer una opción.
¿Para qué tanta exigencia? Tampoco es para ponerse
tan radical, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Hasta aquí he llegado, y aquí me paro.
A mí que no me despierten, estoy cansado. Ya está
bien, ¿no?, total… ¿para qué?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
No quisiera renunciar a nada.
¿No sería mejor apuntarse a todo? Sin decidirse por
nada, sin arriesgar nada.
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Soy bastante religioso a mi manera. Ni soy un santo
de altar ni una mala persona, creo yo.
Vamos, como todos, un tanto rutinario y no muy
cumplidor, es verdad.
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Señor, que la sed no me deje acomodarme y me
impulse a dejarlo todo, con confianza, y a darlo todo por Ti, con gratitud. Tú
no te dejas ganar en generosidad y nos pagas por anticipado el ciento por uno.
Señor, que la sed me conduzca a Ti, a todas las
personas que me necesitan, y a la paz que busca mi alma.
Amén
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