Jesús dijo a la multitud:
El Reino de los Cielos se
parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a
esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se
parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al
encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
Palabra del
Señor
¿Qué me quieres decir,
Señor?
¿Cómo puedo hacer
realidad este evangelio en mi vida?
"En
Cristo hemos recibido la herencia más grande que Dios podría dar,
gratuitamente, a quienes nos ha llamado para hacernos hijos suyos.
Muchos van por el
mundo tratando de encontrar aquello que sea, en verdad, lo más valioso tanto
para uno mismo como para toda la humanidad.
El Señor nos ha
indicado en otra ocasión: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si
al final pierde la vida? Quienes creemos en Cristo vivimos en una tensión
constante hacia la posesión de la Patria eterna; hacia allá jalona nuestra vida
personal, a la par que la vida de la Iglesia en su caminar histórico.
El Señor nos ha
enviado a proclamar el Evangelio; nos ha confiado la construcción de su Reino
entre nosotros; Él no se ha alejado para olvidarse de nosotros; la escritura
nos dice que está sentado a la diestra de Dios Padre para interceder por
nosotros; Él mismo nos dice que está y estará con nosotros todos los días hasta
el fin del tiempo; siempre será el Dios-con-nosotros.
Mientras llega el momento
del retorno del Señor, a nosotros corresponde hacer nuestro ese Reino a
cualquier costo; aun cuando para ello tengamos que renunciar a todo con tal de
que lo alcancemos y no lo perdamos.
Amén
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