Jesús comenzó a
recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se
habían convertido. ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los
milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace
tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos
rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaúm,
¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el
infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma,
esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra
de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú».
Palabra del
Señor
¿Qué me
quieres decir, Señor?
¿Cómo
puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En Corazaín y en Betsaida Jesús
había hecho la mayor parte de sus milagros. Sin embargo, sus habitantes tenían
el corazón endurecido. No reconocieron las maravillas que Jesús hizo y, por
consiguiente, no se convirtieron.
Este
evangelio es una llamada a reconocer todo lo que Dios ha hecho por nosotros,
por nuestras comunidades y grupos, por nuestra familia... y a vivir de acuerdo
con el don recibido, a mostrar nuestro agradecimiento en la oración y con la
vida
¿Qué
te dice Dios? ¿Qué le dices?
Yo
se que me quieres, Señor, porque eres bueno.
Porque
tienes un corazón sensible, perdóname; limpia mi vida de todos mis pecados y de
mis continuas caídas, levántame.
Que
alegría tan grande saber que eres mi Padre, y que juzgas a todos con
misericordia.
Dame
tu abrazo de perdón y tu amor cambiará mi corazón, sé mi amigo y caminaré
siempre en tu presencia.
Devuélveme
el gozo y la alegría, que toda mi vida salte de gozo.
Somos
amigos: olvida el mal que hice, ayúdame con tu amistad a renovarme y haz que
nunca más me separe de Ti.
Que
nazca en mí, como una fuente, un corazón puro, y que una voluntad firme crezca
en mí.
Quiero
ver tu rostro alegre a mi lado, que tu fuerza me acompañe siempre.
Señor,
dame alegría de tu salvación y un corazón generoso para amarte toda la vida.
Les
diré a mis amigos que tus caminos son formidables, y a los que pecan sin
conocerte, lo bueno que Tú eres.
Dame
vida, pues yo amo el vivir, Tú que eres el Dios de la Vida, y con ella diré a
las gentes que contigo todo es posible.
Abre
mi corazón y mis labios para decirte cuánto te quiero.
Ya
sé que no te contentas con poco y que no quieres de mí palabras vacías.
Lo
que me pides es un corazón arrepentido; un corazón sincero y noble es lo que
quieres.
Sé
bueno conmigo y con los otros y fortalece nuestras vidas indefensas.
A Ti
te ofrecemos nuestra vida cada día, todo lo que somos y tenemos, todo es tuyo.
Devuélvenos,
te lo pedimos, el gozo y la alegría, y toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Somos
amigos: olvida el mal que hemos hecho y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.
Amén
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