miércoles, 13 de julio de 2016

TODO ME HA SIDO DADO POR MI PADRE



Jesús dijo:

Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?


¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


Jesús reza, da gracias por las maravillas que el Padre hace en el corazón de los sencillos. 

Hoy Dios sigue haciendo milagros en la vida de muchas personas.

Pedimos luz para descubrir y un corazón que sepa agradecer.

Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de pobre, humilde, sólo puede entrar en la vida de los que han apartado de su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia... Como diría San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.

“Señor, haznos pobres y sencillos”

“Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño”

Sólo a través de Jesús podemos conocer a Dios; y sólo conociendo y amando a Dios podemos ser felices. En cualquier momento y circunstancia podemos encontrar a Jesús, pero hay “lugares” donde su presencia es como más densa: la Eucaristía, su Palabra, los pobres, la comunidad cristiana.

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Jesús da gracias por esas personas sencillas que acogen su mensaje de amor.

Nos unimos a su oración de alabanza...

Te damos gracias, Padre, por las personas que gozan del don de la fe, y confían en Ti aunque caminen en tinieblas.

Te damos gracias, Padre, por las personas que reconocen y lloran sus pecados, y tienen un corazón compasivo con los que se equivocan.

Te damos gracias, Padre, por las personas que se entregan a Ti y con alegría ofrecen todo lo que tienen a los hermanos.

Te damos gracias, Padre, por las personas de espíritu sencillo, que no conocen el temor que acobarda, ni la vergüenza que retiene.

Te damos gracias, Padre, por las personas que saben descubrirte y disfrutarte en la presencia de las personas y las cosas.

Te damos gracias, Padre, por las personas que viven la existencia como peregrinos, y a la luz de la fe, caminan en busca de la patria mejor, definitiva y verdadera.

Te damos gracias, Padre, por las personas...

Quién puede pagar la luz del sol que alumbra cada día, el gozo de una madre al dar a luz, la chispa de ese amor que no vacila, la lucha inagotable por ser ‘tú’.

Quién puede comprar la mueca de ese rostro que sonríe, la brisa que te roza al caminar, la firme decisión de ser humilde, los ojos con que aún puedes mirar.

Quién puede poner precio a esa mano que acaricia, al ‘te quiero’ que me sale sin querer, al instante que devuelve la esperanza, al encuentro que te vuelve del revés.

Quién puede saldar el cielo azul que ves tras tu ventana, el esfuerzo de esa niña por leer, el cansancio de esa vida jubilada, la oración de aquel que pide sin creer.

Amén

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