Jesús dijo a sus apóstoles:
«No piensen que he venido a traer la paz sobre la
tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al
hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el
hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí no
es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de
mí.
El que no toma su cruz y me sigue no es digno de
mí.
El que encuentre su vida la perderá; y el que
pierda su vida por mí la encontrará.
El que los recibe a ustedes me recibe a mí; y el
que me recibe, recibe a Aquél que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta tendrá
la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo tendrá la
recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque
sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo
no quedará sin recompensa».
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a
sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de
la región.
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor,
pero antes que eso es un don de Dios.
Él nos da la posibilidad de dejarlo todo.
Es un don que tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
“Señor, danos el don de la pobreza y la
disponibilidad”
Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí
deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá
cien veces más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando
has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?
San Benito hizo vida este Evangelio. Lo dejó todo
para seguir a Jesús. Hoy rezamos por la familia benedictina, pedimos por
Europa, para que fortalezca sus raíces cristianas.
Señor,
¿Merece la pena decir la verdad? ¿Trae
cuenta renunciar a caprichos?
¿Tiene sentido ser generoso y compartir? ¿Qué voy a recibir por ser
buen cristiano?
¿Qué me vas a dar por seguirte?
A veces
siento, Señor, que no merece la pena, que... es
mejor buscar únicamente mi interés dejar
de sentir los problemas de los demás y vivir
la vida alegremente, sin renunciar a nada.
Así lo
siento... y no me gusta esta sensación.
Sé qué
tú das el ciento o el mil por uno, incluso
el cien por cero o el mil por nada, que tú pagas sin saber si vas a recibir algo; pero a veces no lo siento así, Señor, y te pido que me ayudes a experimentarlo.
Señor,
ayúdame a comprender y a sentir que
amar y servir a los demás es un regalo, que
vivir en la verdad es una gracia tuya, que Tú
haces posible mi esfuerzo y mi renuncia, que
seguirte y estar a tu lado es el mejor don.
Amén
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