Se presentó a Jesús un alto jefe y, postrándose
ante Él, le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano
y vivirá». Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entonces se le acercó por detrás una mujer que
padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,
pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré sana». Jesús se dio vuelta, y al
verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese
instante la mujer quedó sana.
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que
tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: «Retírense, la niña no
está muerta, sino que duerme». Y se reían de Él. Cuando hicieron salir a la gente,
Él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por
aquella región.
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi
vida?
Sin embargo, normalmente tenemos poca fe en la fe,
tenemos poca fe en Dios. En muchas ocasiones acudimos a Dios, después de haber
llamado a muchas puertas, nos presentamos ante Dios como último recurso... con
poca confianza.
“Señor, creo, pero aumenta mi fe”
“Perdona Señor mi falta de fe”
“Gracias por todas las personas se fían de ti”
Cuando Jesús dice que la niña está viva, se ríen de
él. Nos reímos de la gente cuando se sale de nuestros esquemas, cuando va
contracorriente...
“Señor, perdona nuestras risas irónicas”
“Danos fe para creer en lo que parece imposible”
“Espíritu Santo, danos fuerza y coraje para ser
fieles cuando se rían de nosotros”
Que importantes son en el Evangelio los gestos: la mujer con flujos de sangre toca el manto de Jesús y Jesús toma de la mano a la muchacha.
Que importantes son en el Evangelio los gestos: la mujer con flujos de sangre toca el manto de Jesús y Jesús toma de la mano a la muchacha.
¿Cómo son tus gestos? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le
dices?
Yo creo
en Ti, Señor, y te doy gracias de corazón, pero aumenta mi fe, porque a veces me envuelven las dudas.
Señor,
haz que mi fe sea plena, que
sepa abrirte mis pensamientos y sentimientos y acciones, mi pasado, mi presente y mi futuro, sin reservas.
Señor,
haz que mi fe sea coherente, que
acepte las renuncias y los deberes que comporta y sepa hacerla vida en cada momento de mi vida.
Señor,
haz que mi fe sea fuerte, que
madure ante la contradicción de los problemas, que encuentre cimiento más firme ante quienes la rechazan.
Señor,
haz que mi fe sea alegre, al
saber y sentir que tu amor me envuelve, al
descubrir en cada persona la huella de tu gloria.
Señor,
haz que mi fe sea activa que
sepa verte en los pobres y en cuantos me necesitan y sepa avanzar por el camino de servicio y la entrega.
Señor,
haz que mi fe sea humilde.
Porque
estoy envuelto en debilidades, que
apoye mi fe en la fe de los hermanos, en la fe de la Iglesia.
Señor,
haz que mi fe sea contagiosa, a
través de mis palabras, mi sonrisa y mi vida entera.
Que
sepa transmitir, Señor, que Tú eres lo mejor que me ha pasado.
Amén
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