lunes, 18 de julio de 2016

ASÍ COMO JONÁS ESTUVO TRES DÍAS EN EL VIENTRE DEL PEZ, ASÍ ESTARÁ EL HIJO DEL HOMBRE, TRES DÍAS EN EL SENO DE LA TIERRA



Algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos que nos hagas ver un signo».

Él les respondió: «Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay Alguien que es más que Jonás.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay Alguien que es más que Salomón».


Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?


¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


Jesús esta “harto” de curar toda clase de dolencias y llegan los fariseos y escribas y le piden ver un signo.

A veces pensamos y actuamos de la misma manera. Dios ha hecho mucho por nosotros, nos ha salvado de muchos peligros, nos ha resucitado de muchas “muertes”. Pero nunca estamos conformes. Nos gustaría ver algo más.

“Señor gracias por las maravillas que salen de tus manos, enséñanos a descubrirlas y a agradecerlas.

Fortalece nuestra fe en ti”.

Los ninivitas se convirtieron por la palabra de Jonás. Jesús es mucho más que Jonás y nos llama a la conversión ¿Vas descubriendo los caminos de conversión que Jesús te señala?

¿Cómo los sigues? ¿Qué dices a Dios?

Bendito seas, Padre, por este tiempo tan oportuno, para la conversión y el encuentro, que tú concedes gratis a todos tus hijos e hijas que andamos desorientados o perdidos por los caminos de la vida.

Bendito seas, Padre, porque llamas a cada hombre y mujer, sea cual sea su historia y vida, a emprender cada día, de manera más personal y consciente,
su compromiso de seguir a Jesús, tu Hijo y nuestro hermano.

Bendito seas, Padre, por despertamos de nuestros dulces sueños,
tan vaporosos e infecundos, por interpelarnos en lo radical de la vida,
por liberarnos de nuestras falsas seguridades, por poner al descubierto nuestros ídolos secretos que tanto defendemos e intentamos justificar.

Bendito seas, Padre, porque nos das tu Espíritu, el único que puede convertimos,
el único que puede atravesar nuestros pensamientos, el único que puede darnos un corazón de hijos, el único que puede guiarnos por la senda del Evangelio,
el único que hace posible nuestra vuelta a tu seno.

¡Bendito seas, Padre, por este tiempo tan propicio!

Amén

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