En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él.
Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa.
Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba
comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose
detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus
lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía
con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste
fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una
pecadora".
Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que
decirte".
El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un
prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro
cincuenta.
Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo
amará más?".
Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".
Palabra del Señor
¿Cómo
puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Juan y Jesús anuncian la Palabra de Dios,
con dos estilos distintos. Juan desde el desierto, Jesús desde las calles,
plazas y casas. Juan no participaba en fiestas, Jesús si. Las palabras de Juan
eras más ásperas que las de Jesús. Juan es el mayor de los profetas, Jesús es
el mismísimo Hijo de Dios. Sin embargo, ni a uno ni a otro escucharon. Decían
que Juan tenía un demonio y que Jesús era un comilón y un borracho. A veces
somos especialistas es buscar excusas para no escuchar a las personas.
"Señor, abre mi corazón a la verdad de
cada persona"
"A veces descalifico a las personas sin
conocerlas. Perdona"
B. Dios sigue hablando a través de personas, a
través de personas amables y bruscas, aburridas y divertidas, desagradables y
simpáticas, más buenas y peores, de izquierdas y de derechas, creyentes y no
creyentes...
No es fácil descubrir lo que Dios nos dice por
medio de las palabras de las personas a veces contradictorias, pero tenemos que
abrir los oídos de par en par a todos y pedir a Dios que nos ayude a escuchar
su Palabra en las palabras.
"Concédeme Señor tu luz para saber
escucharte"
"Dame paciencia y perseverancia cuando no
entienda lo que me quieras decir".
Señor, te doy gracias por todas las personas
que hoy se encontrarán conmigo, cada una con su forma de pensar, sentir y
actuar; todas están creadas a imagen y semejanza tuya, de todas puedo aprender
algo bueno, todas me pueden enriquecer. En el fondo, todas son un regalo tuyo.
Sin embargo, a veces estoy cerrado, agrando
los defectos de las personas para no aprender de nadie, para no cambiar. Unas
me parecen demasiado estrictas, otras muy permisivas, algunas poco modernas,
otras demasiado avanzadas. Señor, ayúdame a descubrir el don de todas las
personas, a seguir el mensaje que tú me ofreces a través de cada una.
Conviérteme, para ser regalo tuyo para los
demás.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario