Mientras todos se admiraban
por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Escuchen bien esto que
les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían estas
palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían
comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
Palabra del
Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi
vida?
Hay
cosas en las que Jesús no se cansa de insistir. Les avisa una y otra vez: ha de
ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían. Sabían que
Jesús era el Salvador, pero no les cabía en la cabeza que la salvación pasara
necesariamente por el sufrimiento. A todos nos cuesta entender el dolor y la
muerte.
Sin embargo, si queremos ser fieles a Dios, si queremos hacer presente su amor, en algún momento nos vamos a encontrar con el rechazo de muchos, nos toparemos con la cruz.
Sin embargo, si queremos ser fieles a Dios, si queremos hacer presente su amor, en algún momento nos vamos a encontrar con el rechazo de muchos, nos toparemos con la cruz.
“Señor,
enséñanos a tomar la cruz de cada día y a seguirte”
“Gracias
por las personas que saben amar hasta el final”
“Perdona
y cura nuestra cobardía frente al dolor”
Señor,
dame la valentía de arriesgar la vida por ti, el gozo desbordante de
gastarme en tu servicio.
Dame,
Señor, alas para volar y pies para caminar al paso de los hombres.
Entrega,
Señor, entrega para “dar la vida” desde la vida, la de cada día.
Infúndenos,
Señor, el deseo de darnos y entregarnos, de dejar la vida en el servicio
a los débiles.
Señor,
haznos constructores de tu vida, propagadores de tu reino, ayúdanos a poner la
tienda en medio de los hombres para llevarles el tesoro
de tu amor que salva.
de tu amor que salva.
Haznos,
Señor, dóciles a tu Espíritu para ser conducidos a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota cuando el grano muere en el surco.
Amén
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