Jesús recorría las ciudades y los pueblos,
predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios.
Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres
que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades:
María, llamada Magdalena, de la que habían salido
siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas
otras, que los ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Las mujeres también están muy cerca de Jesús. Quizá
a nosotros no nos llame la atención. Pero era algo extraordinario en aquella
época. Jesús no discrimina a la mujer, no discrimina a nadie. Los cristianos
tendríamos que luchar contra toda discriminación, sea por la razón que sea.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, hoy queremos hacer memoria agradecida de
muchas mujeres que se dejaron transformar por tu Espíritu de Vida:
Recordamos a Sara, quien con Abraham contestó a tu
llamada de dejar su tierra natal y poner su fe en una alianza con el Señor.
Gracias por su fe.
Recordamos a Esther y Débora, que gracias a su
valor e inteligencia salvaron la nación. Gracias por su compromiso personal en
favor de muchos.
Recordamos con especial cariño a la Virgen María,
siempre atenta para escuchar tu voz y la de los hermanos, siempre dispuesta
hacer vida tu voluntad, con confianza y generosidad. Gracias por su amor de
madre.
Recordamos a María Magdalena y las otras mujeres
que siguieron a Jesús, también cuando fue crucificado. Ellas fueron las
primeras personas que se encontraron con Jesús Resucitado. Gracias por su
fidelidad en el amor a Jesucristo.
Recordamos a Febe y a Priscila y a las otras
mujeres que fueron líderes de la iglesia primitiva. Gracias porque supieron
difundir el Evangelio en momentos difíciles para la Iglesia.
Recordamos a Santa Águeda y a todas las mártires
que supieron mantener su fe y sus ideales más nobles. Gracias por su
testimonio.
Recordamos a Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina
de Siena, que vivieron su fe con autenticidad y lucharon contra la corrupción
de la propia comunidad cristiana. Damos gracias a Dios por su valentía y su
amor a la Iglesia.
Recordamos a nuestras madres y abuelas, a todas las
mujeres importantes para nosotros, cuya entrega ha hecho que hoy podamos
disfrutar de una vida mejor. Gracias por su generosidad.
Recordamos las mujeres que hoy en día son las
primeras en descubrir compromisos al servicio de la justicia, de la paz, de las
mujeres maltratadas... Señor, que su trabajo siga dando buenos frutos.
Acuérdate de las mujeres que son víctimas de la
violencia en sus hogares y fuera de ellos. Señor, dales fuerza para vencer el
temor y buscar soluciones.
Te pedimos por aquellas mujeres que se enfrentan a
una vida de pobreza.
Dales el don de la esperanza, para trabajar juntas,
con los hombres de buena voluntad, por un mundo más justo y solidario.
Te pedimos también por nuestras hijas y nietas.
Para que crezcan, con tu ayuda, fuertes y sensibles, creyentes y comprometidas,
libres y felices.
Ayudaban a Jesús con sus bienes. Compartir los
bienes es un signo de mucho amor, de mucha solidaridad. Nos cuesta
desprendernos de ellos.
¿A qué dedicamos nuestros bienes, nuestro dinero?
¿Qué te dice Dios? ¿Que le
dices?
Amén
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