Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus
lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco,
prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras
que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus
frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron
dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: «Ya viene el esposo, salgan a su
encuentro».
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las
necias dijeron a las prudentes: «¿Podrían damos un poco de aceite, porque
nuestras lámparas se apagan?» Pero éstas les respondieron: «No va a alcanzar
para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado».
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con
él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: «Señor, señor, ábrenos»,
pero él respondió: «Les aseguro que no las conozco».
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
A primera vista parece que las vírgenes sensatas
son egoístas, pero con su actitud nos están enseñando algo importante: hay
cosas que nadie puede hacer por nosotros. Nadie puede tener fe por nosotros,
nadie puede amar por nosotros, nadie puede rezar por nosotros, nadie puede esperar
al Señor por nosotros...
Señor, hazme diligente en la fe, cura y pereza y
hazme entender que… nadie puede velar en lugar de mí, nadie puede
amar en lugar de mí, nadie puede rezar en lugar de mí, nadie puede
aprender en lugar de mí, nadie puede caminar en lugar de mí nadie puede
sufrir y gozar, en lugar de mí nadie puede vivir en lugar de mí.
La existencia no admite representaciones.
Despiértanos del sueño de una vida superficial,
Que cada día llenemos nuestras lámparas en la
oración, en los sacramentos, en la comunidad cristiana... para que podamos
descubrir tu presencia entre nosotros, llevemos encendidas las lámparas
del amor y la esperanza y con todos los
hermanos disfrutemos de tu cercanía.
Amén
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