Antes de la fiesta de Pascua,
Jesús lavó los pies a sus discípulos, y les dijo:
«Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
Ustedes serán felices si,
sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; Yo conozco a
los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: "El que comparte mi pan se volvió contra mí".
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
Les aseguro que el que reciba al que Yo envíe me recibe a mí, y el que me
recibe, recibe al que me envió».
Palabra del
Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Hemos leído muchas veces el
Evangelio, hemos participado en muchas Eucaristías! Incluso hemos leído libros
de teología... ¡Cuantas cosas sabemos de Jesús! A nosotros también nos
dice Jesús: “puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en
práctica”. La Palabra de Dios no puede salvarnos, no puede hacernos felices, si
nos contentamos con escucharla, con conocerla.
Jesús,
Hijo de Dios, hermano nuestro, nos has revelado tu secreto.
Podemos
ser felices y libres, como Tú.
Tú
nos aseguras que seremos felices y libres si las riquezas no nos atan, si sabemos
compartir con los demás, si aguantamos las ofensas sin vengarnos, si sentimos
en nosotros las desgracias ajenas, si buscamos la justicia por encima de
nuestros intereses, si tratamos de comprender y perdonar, si nuestra mirada y
nuestro corazón son limpios, si ponemos paz a nuestro alrededor, si lavamos los
pies y servimos a los hermanos, si acogemos el amor de Padre como el mejor
regalo.
Jesús, tu mensaje es
sencillo, pero nos cuesta mucho ponerlo en práctica.
Por
eso, te pedimos ayuda. Lo que nosotros no podemos que tu Espíritu lo realice en
nosotros para que cada día seamos más felices y libres como Tú y siempre contigo.
Amén.
¿Qué recibiremos si ponemos en
práctica lo que Jesús nos ha enseñado con sus palabras y obras? Lo mismo que
Jesús recibió, porque el siervo no más que su señor: algunos nos traicionaran,
nos harán sufrir; otros nos escucharán y nos llenarán el corazón de amor y
gratitud... y Dios Padre nos dará en esta tierra el ciento por uno y después vida
eterna.
“Señor, enséñanos a encajar traiciones
y cruces”
“Gracias por las personas que nos
acogen con amor”
“Señor, sabemos que no te dejas
ganar en generosidad. Gracias”
“Perdona y cura nuestra falta
de voluntad para vivir como Tú”
Amén
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