Jesús subió a la montaña y
llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a
doce, a los que les dio el nombre de Apóstoles, para que estuvieran con él, y
para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.
Así instituyó a los Doce:
Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan,
hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del
trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de
Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
Palabra del
Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Jesús
subió a la montaña, subió a orar, a estar con su Padre. La montaña y la noche
están acostumbradas a escuchar las confidencias de Jesús y el Padre. Seguir a
Jesús es también orar, crecer en la amistad personal de Dios. ¿Qué le dices a
Dios?
Jesús
busca colaboradores para su misión. Dios busca la cooperación de las personas.
Dios pide tu ayuda. ¿Para qué? Para predicar, es decir, para anunciar a las
personas el amor de Dios; también para expulsar demonios, es decir, para luchar
contra la injusticia, la mentira, el pecado... ¿Qué dices a Dios?
Jesús
marca un estilo de actuar. Podría haber actuado él solo, sin colaboradores,
pero prefiere llevar adelante su misión en comunidad. ¿Soy persona de comunidad
o tiendo al individualismo? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús, ésta es hoy mi oración:
Gracias por mi comunidad de fe.
Aunque no sea perfecta, ¡estoy recibiendo tanto de
ella!
¡Tengo tanto que agradecerle!
En ella te estoy descubriendo, en ella estoy aprendiendo
a amarte y a seguirte.
Desde ella escucho tu Buena Noticia, desde ella
recibo el pan necesario para el camino.
Cuando me canso, me deja su palabra de ánimo, cuando
me caigo, me entrega tu perdón.
Cuando me siento débil, ella me fortalece, cuando
me duermo, ella me despierta.
Que seamos un rincón cálido, un lugar donde nos
queramos y respetemos, un espacio donde vivamos como hermanos, donde, unidos,
nos esforcemos por tu Reino.
Y te ruego algo más, con la fuerza de que soy
capaz.
Que mi comunidad no luche por sí y por su causa.
Se empeñe, más bien, en Ti y en tu causa.
Que no destaquemos por hacer muchas cosas, por ser
muchos e importantes.
Que nos conozcan, Señor, por vibrar y soñar con lo
que tú vibraste y soñaste.
Jesús, te doy gracias y te
pido por mi Comunidad.
Ella es el camino, Tú, la meta y el horizonte.
Amén
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