Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»
Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y
las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar
la cabeza».
Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Señor,
permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de
Dios».
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme
antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en
el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor?
¿Cómo puedo hacer
realidad este evangelio en mi vida?
Ya el Señor nos dice: Si
uno de ustedes piensa edificar una torre, ¿no se sienta primero a calcular los
gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, si pone los cimientos y no
puede acabar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: Este
comenzó a edificar y no pudo terminar.
El seguimiento del Señor
en la fe no es un juego. Quien se compromete con Él está empeñando toda su
vida, de tal forma que debe amarlo muy por encima de todas las cosas; y ha de
entrar en Alianza con Él de tal manera que se lleve a efecto una auténtica vida
de Comunión entre Dios y nosotros.
Entonces no contará el
dinero ni los bienes pasajeros como parte de nuestra felicidad; tampoco contará
nuestra familia como parte de nuestra seguridad; tampoco los demás serán el
punto de referencia de nuestros actos. Sólo Dios, sin nadie más en quien hacer nuestro
nido, ni en quien reclinar nuestra cabeza. Sólo Dios, convertido en el único
Padre nuestro, punto de referencia y fin de nuestros actos. Sólo Dios, hacia
quien nos encaminamos continuamente.
Si le hemos dicho sí y
nos hemos echado a andar tras de Él, vivámosle con la fidelidad de quien ha
aceptado un amor indivisible; con el amor de quien se alegra por tenerlo por
Padre; con el esfuerzo de quien, alegremente, trabaja por sembrar en el corazón
de todos la Vida que Él nos ha confiado para que todos disfruten de ella.
Todo por Él y por su Reino, pues fuera de Él nada
tiene sentido.
Creo en Dios, pero no me convence esta explicación.
ResponderEliminar