viernes, 31 de octubre de 2014

¿SI TU HIJO SE CAE AL POZO...?



Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de Él había un hombre enfermo de hidropesía.

Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: «¿Está permitido sanar en sábado o no?» Pero ellos guardaron silencio.

Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca enseguida, aunque sea sábado?»

A esto no pudieron responder nada.

Palabra del Señor.

¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

En este evangelio Jesús muestra su poder, curando al enfermo, y su sabiduría, al hacer callar a los fariseos antes de que hablen.

“Señor, haznos generosos y astutos, para hacer el bien”

Los fariseos tienen la tendencia de utilizar la ley para condenar a los demás y conocen todos los resquicios para cumplir la ley sin cumplirla. Jesús, en cambio utilizar la ley para hacer el bien y nunca se la salta en provecho propio, sólo cuando está en juego la vida de las personas. Se juega su fama (y su vida), por salvar, por dar vida a los que más sufren.

Jesús, Señor, hermano, amigo, quiero arriesgar mi vida por amar, por servir, por liberar, arriesgar contigo, siguiendo tu Evangelio.

No quiero ser conformista ni dejarme conducir por criterios egoístas.

Quiero jugarme entero por la limpieza del alma, por el amor verdadero, por esa santa belleza del universo creado, que nos confiaste a todos para su cuidado.

Y quiero ser caminante, peregrino, creador humilde, criatura inteligente.

Escojo ir de la mano con los pobres de la tierra, luchando por la justicia, por la paz de un mundo nuevo.

Te pido, Señor, tu Espíritu, soplo de tu alegría, presencia de tu amor y fuente de mi energía,

Y la ayuda de tu Madre María, mujer de esperanza, servidora creyente.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario