Jesús dijo a sus discípulos:
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el
ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: «Ven pronto y siéntate a
la mesa»? ¿No le dirá más bien: «Prepárame la cena y recógete la túnica para
servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después»?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan:
«Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Pueden ayudar estas ideas:
Es
verdad que todos necesitamos “palmaditas en la espalda”, que sea reconocido y
agradecido nuestro trabajo. Sin embargo, no podemos trabajar y comprometernos
para obtener premios y regalos, como los niños. Pedimos a Dios que nos conceda
amar sin esperar nada a cambio, gratuitamente
A veces
queremos “ajustar las cuentas” con Dios, nos parece que no nos paga lo
suficiente, le exigimos que nos compense nuestros desvelos y tareas. No tiene
sentido. Dios nos lo ha dado todo, antes de que nosotros lo hubiéramos pedido,
nos ha dado mucho más de lo que podríamos merecer. Por eso, tenemos que decir:
“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Señor,
¿merece la pena decir la verdad?
¿Trae
cuenta renunciar a caprichos?
¿Tiene
sentido ser generoso y compartir?
¿Qué
voy a recibir por ser buen cristiano?
¿Qué me
vas a dar por seguirte?
A veces
siento, Señor, que no merece la pena, que es
mejor buscar únicamente mi interés dejar de sentir los
problemas de los demás y vivir la vida
alegremente, sin renunciar a nada.
Así lo
siento... y no me gusta esta sensación.
Sé qué
tú das el ciento o el mil por uno, incluso el cien por cero
o el mil por nada, que tú pagas sin saber si vas a recibir algo; pero a
veces no lo siento así, Señor, y te pido que me ayudes a
experimentarlo.
Señor,
ayúdame a comprender y a sentir que amar y servir a los
demás es un regalo, que vivir en la verdad es
una gracia tuya, que Tú haces posible mi esfuerzo y mi renuncia, que seguirte y estar a tu lado es el mejor don, que somos pobres siervos y sólo hemos hecho lo que debíamos.
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