Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará
el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí". Porque el
Reino de Dios está entre ustedes».
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes
desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán:
"Está aquí" o "Está allí", pero no corran a buscarlo. Como
el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre
cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta
generación».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Pueden ayudar estas ideas:
¿Qué es
el Reino de Dios o Reino de los cielos? El Reino de Dios no es un
territorio concreto, como el Reino de España, ni se identifica con el Vaticano,
ni con la Iglesia católica. El Reino de Dios es el proyecto que tiene Dios
para sus hijos e hijas; un proyecto de felicidad, que se cumple cuando le
amamos a Él y cuando amamos a las personas. Cuando vivimos este doble y único
amor, Dios reina.
"Gracias
Señor porque buscas mi felicidad"
"Reina
Señor en mi vida, en mi corazón"
"Dame
fuerza para construir tu Reino en mi familia, en el trabajo, con mis
amigos..."
El
Reino de Dios no vendrá espectacularmente... Está dentro de
vosotros. Isaías buscaba a Dios en el huracán, en el terremoto y en
el fuego; y lo encontró en el susurro de una brisa suave. 1 Reyes
19,9-13. Esa susurro se percibe en la bondad de nuestros
sentimientos, en la sencillez de los gestos de amor, en la pequeñez de un
trozo de pan consagrado... ¿Sientes esa brisa? ¿Dónde? Descúbrela, alégrate, da
gracias.
Señor,
tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más alto que lo
más sumo mío. Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te
buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú
creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. Me retenían
lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Llamaste
y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi
ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre
y sed, me tocaste, y me abrasé en tu paz. San Agustín.
El
Reino de Dios comienza en esta tierra, pero encontrará su perfección al
final de la historia. En ese día Jesús, el Hijo del hombre, brillará como
un relámpago. También nosotros brillaremos al sentir el amor de nuestro Padre
en toda su amplitud, al disfrutar de una fraternidad perfecta. Imagina
como será ese día...
Pero
hasta que llegue, la lucha contra la injusticia, contra la violencia, contra el
pecado va a ser muy dura. En esa lucha encontró Jesús muchos padecimientos y la
propia muerte.
"Danos
luz y fuerza para luchar contra todo lo que hace infelices a las personas"
"Gracias
Señor porque sabemos que al final vencerá el Amor, vencerás Tú"
No hay comentarios:
Publicar un comentario