Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su
venida, les hizo esta comparación:
Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier
otro árbol, Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se
acerca el verano, Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan
que el Reino de Dios está cerca.
Les aseguro que no pasará esta generación hasta que
se cumpla todo esto., El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasaran.
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Pueden ayudar estas ideas:
Fíjate
en la higuera... fíjate en la vida, en tu vida, en la vida de las personas
cercanas... fíjate en tu grupo de fe, en tu parroquia, en la
iglesia... fíjate en tu familia, en tu pueblo o ciudad, en el mundo. Jesús era
un gran observador. Ver, mirar, fijarse, contemplar... ¡qué fácil es y
qué poco lo hacemos! ¿Nos enteramos de las cosas que suceden en nuestro
mundo y en nosotros mismos? Podemos pedir a Dios que nos conceda ser personas
con vista, con una mirada profunda.
La
mirada de Jesús no se detenía únicamente en el cielo, mas bien sabía ver el
cielo en la tierra. Descubría al Padre en la historia de su pueblo, en el
corazón de las personas... Podemos rezar con las palabras de Gloria Fuertes y
añadir nuestras experiencias de encuentro con Dios:
PADRE NUESTRO:
Que
estás en la tierra, Padre nuestro que te siento en la púa del pino, en
el torso azul del obrero, en la niña que borda curvada a espalda
mezclando el hilo en el dedo.
Padre
nuestro que estás en la tierra, en el surco, en la mina, en
el huerto, en el puerto, en el cine, en el vino, en la casa
del médico.
Padre
nuestro que estás en la escuela de gratis y en el verdulero, y en el que
pasa hambre.
Padre
nuestro que estás en la tierra, en un banco del prado leyendo, eres
ese viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.
Padre
nuestro que estás en la tierra, en el cigarro, en el beso, en la
espiga, en el pecho de todos los que son buenos.
Tenemos
que aprender a mirar al estilo de Dios. Dios, que es bueno, que es
Amor, mira todo con bondad y amor. En la Creación, el libro del Génesis
repite: "y vio Dios que era bueno"
Gn 1,4.10. Y el Evangelio nos cuenta que Jesús "fijando en él joven rico su mirada, le amó" Mc 10,21.
Si no miramos con amor, no descubriremos al Dios-Amor en la vida, en la
historia.
"Cura
Señor mi mirada, tantas veces fría y egoísta"
"Gracias, Señor, por las personas que
miran con amor"
No hay comentarios:
Publicar un comentario