Cristo no tiene labios, sólo tiene nuestro labios para hablar a los hombres y mujeres de hoy.
Cristo no tiene manos, sólo tiene nuestras manos para hacer su trabajo hoy.
Cristo no tiene pies, sólo tiene nuestros pies para guiar a los seres humanos hacia Él.
Nosotros somos la única Biblia que todos los pueblos pueden seguir leyendo.
Nosotros somos la última llamada de Dios, escrita con palabras y obras.
Ayudemos a Cristo evangelizando a nuestros hermanos.
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