DICHOSOS los que, sin ver a JESÚS resucitado, han creído en la resurrección de JESUCRISTO.
DICHOSOS los que, sin sacrse la lotería o sin conseguir aquel "Hueso" siguen creyendo en el amor de CRISTO.
DICHOSOS los que, sin haber obtenido la salud propia o ajena por la que tanto han pedido, siguen creyendo en la bondad y en el poder de CRISTO.
DICHOSOS los que, a pesar de las fallas de tantos católicos, siguen creyendo en la santidad de la iglesia.
DICHOSOS los que, sin ver el alma inmortal del hijo que aún no nace pero ya está concebido, creen en su dignidad humana y en su derecho a la vida.
DICHOSOS los que, ante el cadaver de un ser querido, creen en la infinita misericordia de CRISTO y en que lo resusitará a la felicidad eterna.
DICHOSOS los que, sin ver a CRISTO en la persona de un sacerdote, creen que cuando él los perdona en la confesión, es CRISTO el que perdona.
DICHOSOS los que, sin ver a CRISTO con los ojos del cuerpo, creen en que CRISTO está en cada uno de los explotados, de los oprimidos, de los hambrientos, de los encarcelados, de los antipáticos, exigiendo justicia, pan, comprensión y calor humano.
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