Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará
el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí". Porque el
Reino de Dios está entre ustedes».
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el
tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y
no lo verán. Les dirán: "Está aquí" o "Está allí", pero no
corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo,
así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado
por esta generación».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi
vida?
¿Qué es el
Reino de Dios o Reino de los cielos? El Reino de Dios no es un territorio
concreto, como el Reino de España, ni se identifica con el Vaticano, ni con la
Iglesia católica. El Reino de Dios es el proyecto que tiene Dios para sus hijos
e hijas; un proyecto de felicidad, que se cumple cuando le amamos a Él y cuando
amamos a las personas. Cuando vivimos este doble y único amor, Dios reina.
"Gracias
Señor porque buscas mi felicidad"
"Reina
Señor en mi vida, en mi corazón"
"Dame
fuerza para construir tu Reino en mi familia, en el trabajo, con mis amigos..."
El Reino
de Dios no vendrá espectacularmente... Está dentro de vosotros. Isaías buscaba
a Dios en el huracán, en el terremoto y en el fuego; y lo encontró en el
susurro de una brisa suave. Esa susurro se percibe en la
bondad de nuestros sentimientos, en la sencillez de los gestos de amor, en la
pequeñez de un trozo de pan consagrado... ¿Sientes esa brisa? ¿Dónde?
Descúbrela, alégrate, da gracias.
Señor, tú estabas dentro de mí, más interior que lo
más íntimo mío y más alto que lo más sumo mío. Y he aquí que tú estabas dentro
de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre
estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba
contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no
estuviesen en ti, no existirían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y
respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y me
abrasé en tu paz.
El Reino
de Dios comienza en esta tierra, pero encontrará su perfección al final de la
historia. En ese día Jesús, el Hijo del hombre, brillará como un relámpago.
También nosotros brillaremos al sentir el amor de nuestro Padre en toda su
amplitud, al disfrutar de una fraternidad perfecta. Imagina como será ese
día...
Pero hasta que llegue, la lucha contra la
injusticia, contra la violencia, contra el pecado va a ser muy dura. En esa
lucha encontró Jesús muchos padecimientos y la propia muerte.
"Danos
luz y fuerza para luchar contra todo lo que hace infelices a las personas"
"Gracias
Señor porque sabemos que al final vencerá el Amor, vencerás Tú"
Amén
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