viernes, 20 de febrero de 2015

¿PORQUÉ TUS DISCIPULOS NO AYUNAN?



Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan Bautista y le dijeron: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho mientras que tus discípulos no ayunan?»

Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?

Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán».

Palabra del Señor


¿Qué me quieres decir, Señor?

¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pueden ayudar estas ideas:



Los discípulos de Jesús no hacemos las cosas por no llamar la atención o seguir la corriente a los demás; ni tampoco para llevar la contraria a los que no comparten nuestras convicciones. Hacemos las cosas para seguir a Jesús, para vivir como Él y estar en comunión con Él.


El ayuno no es lo más importante, no tiene valor en sí mismo; nos sirve si es para nosotros un medio para estar con Jesús; nos aparta de Dios si lo absolutizamos y hacemos del privarnos de cosas algo más importante que el llenarnos de Dios.


Esta es la llamada que nos hace la Palabra para dar sentido a nuestra “abstinencia” en este primer viernes de Cuaresma.

Señor Jesús, enséñanos el sentido del ayuno.

Concédenos sentir la necesitad de purificación interior; para desintoxicarnos de la contaminación del pecado y del mal; para templar nuestro espíritu en las saludables renuncias, que nos libran de la esclavitud del egoísmo y los caprichos, que nos ayudan a dominarnos y conducirnos a nosotros mismos.

Que sepamos ayunar de todo lo que nos separe de Ti, aunque sea bueno, de todo lo que nos encierra en nosotros mismos y no nos deja mirar y amar a los hermanos.

Que nuestro ayuno de alimento y de cosas nos impulse a comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre; nos anime a fortalecer la amistad contigo y a alimentarnos de tu Palabra, de tu amor.


Que el ayuno nos ayude a vivir no para nosotros mismos, a vivir para Ti, Señor, que nos amaste hasta la entrega, y a vivir, también, para los hermanos.


Qué nuestro ayuno cuaresmal sirva para compartir el hambre de los que no tienen pan y amistad; para sentir en nuestras carnes la angustia de los que no pueden alimentar a los suyos; para compartir con ellos lo nuestro con más amor y más generosidad.

Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario