Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para
ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del
Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas
pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las
calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su
recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la
derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta
orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos.
Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y
ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas,
que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso,
ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para
que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
El
Señor nos pide que vayamos afinando cada vez más el comportamiento. Con el
comportamiento se afinará también el corazón. No se trata solamente de hacer el
bien y evitar el mal, se trata de hacer el bien el ayuno, la limosna y la
oración de forma discreta, sin buscar ser vistos, reconocidos, aplaudidos...
Si no
luchamos contra la búsqueda del reconocimiento, acabaremos siendo esclavos del
aplauso y haremos solamente aquello que nos reporte algún tipo de beneficio,
nuestro amor ira perdiendo los quilates de la gratuidad... y al fin,
no dejaremos sitio en el corazón para Dios.
En
cambio, si vamos educándonos en la escuela de la gratuidad, si no sabe la mano
izquierda lo que hace la derecha, la oración y las relaciones con las personas
crecerán en calidad. Disfrutaremos de una felicidad más honda, menos pasajera,
más cristiana.
Conviértete
de corazón y no te preocupes tanto por la fachada; Jesús
te conoce de sobra, mejor que tú.
Ubícate
bien en la vida, acude al desierto y no te des a la fuga; que el
evangelio sea tu GPS y guía.
Ayuna
como a Dios le gusta: levántate todos los
días con hambre de justicia y acuéstate con
hambre de Dios y de vida.
Reza
cerrando las puertas a la desidia, a los ruidos,
cumplimientos y prisas, y ábrelas a Dios
para que se instale como quiera.
Escucha
la melodía del Padre que nos enamora a través de las
ondas de la creación entera; pon tu corazón en
sintonía todos los días.
Sana tu
cuerpo y espíritu, en este tiempo, con la brisa, el
agua, la cruz y el servicio; déjate curar por
quien ama a los heridos.
Mira a
tu alrededor y no andes perdido; discierne los signos
de los tiempos. y acércate a los que están solos y perdidos.
Sube a
las cumbres que te desafían, baja a los abismos
que dan vértigo y anda erguido por los caminos de la historia.
Ama sin
murallas y sin remilgos: así entenderás al
Dios de la vida y llegarás lista a la pascua florida…
Amén
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