Como se reunía una gran multitud y
acudía a Jesús gente de todas las ciudades, Él les dijo, valiéndose de una
parábola: «El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la
semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los
pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre .las piedras y, al brotar, se secó por
falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y éstas, brotando al mismo
tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al
ciento por uno».
Y una vez que dijo esto, exclamó: «¡El que tenga oídos para oír, que
oiga!»
Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les
dijo: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a
los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan
sin comprender.
La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que
están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y
arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con
alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el
momento de la tentación se vuelven atrás.
Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las
preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar
poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que
escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto
gracias a su constancia»,
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
También el Sembrador sale hoy a sembrar, pero ¿soy
yo tierra buena en la que la semilla de la Palabra da sus frutos? ¿En qué
aspectos he sido un pedregal y me sigo resistiendo a comprometerme, a llevar
una economía más solidaria o a perdonar a esa persona que me hizo daño? ¿En qué
aspectos sigo sin quitar las zarzas que impiden que el Evangelio crezca en mi
vida? Recuerda que la tierra que acepta la semilla de la Palabra da siempre
frutos.
Jesús me invita a sembrar con él. El tiempo de
sembrar es el tiempo de la Iglesia, de la misión de todos los cristianos. ¿Soy
consciente de que en la educación de mis hijos, en mi trabajo, en mi compromiso
parroquial, en el trato con los vecinos debo sembrar la Palabra?
Señor, Jesús, Tú eres el sembrador. Y yo la
tierra en la que esparces la semilla de tu Palabra.
Gracias, Señor, por “perder tu tiempo” conmigo; gracias por
darme la oportunidad de acoger tu semilla, de ser feliz, dando fruto
abundante.
No permitas que mi corazón se endurezca, como un
camino, no dejes que la vida me petrifique, Señor. Que no me gane la partida la
desconfianza y el escepticismo.
Señor, en ocasiones soy como terreno pedregoso, acojo
con ilusión tu Palabra, pero no soy constante.
Me gusta probarlo todo, pero no doy la vida por
nada. Ayúdame a sacar las piedras de mi corazón, para ser tierra buena,
con hondura, que dé fruto.
Señor, te doy gracias, por ser tierra buena, tierra que
sería fecunda... si no estuviera llena de espinas.
Acojo la semilla de tu Palabra en un rincón del
corazón, pero a veces recibo y dedico más tiempo a otras plantas que asfixian
los brotes que nacen de tu semilla.
Señor, dame valor para renunciar a todo lo que me
separe de Ti.
Señor, gracias por todas las personas que son buena
tierra, en las que tu palabra crece y fructifica, ahonda y se multiplica.
Gracias por los santos, que producen el ciento por
uno.
Gracias porque también yo, con tu ayuda, doy fruto
abundante, frutos de ternura y solidaridad, de justicia y paz.
Señor, gracias por elegirme para ser sembrador.
Gracias por enseñarme que, a pesar de los
obstáculos, todas las semillas, tarde o temprano, producen su fruto.
Ayúdame a sembrar con una mano y ayudar, con la
otra, a que las tierras se conviertan en fecundas.
Dame generosidad para ser como el grano de trigo, dispuesto a
enterrarse y a morir para que la tierra del mundo dé los mejores frutos.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario