Jesús fijando la mirada en sus
discípulos, dijo:
¡Felices ustedes, los pobres,
porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora
tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora
lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los
hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de
ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en
ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma
manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos,
porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora
están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora
ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los
elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos
profetas!
Palabra del
Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor?
¿Cómo puedo hacer
realidad este evangelio en mi vida?
Pueden ayudar estas
ideas:
Dichosos, dichosos, dichosos... felices, felices, felices... Así nos
quiere Dios. Para eso nació, predicó, curó, sufrió y resucitó Jesús. Para que
tú seas feliz. ¿No te parece impresionante? ¿Qué le dices?
Lee despacio cada bienaventuranza. Piensa en Jesús o en María. Las
bienaventuranzas son el retrato de los dos. Y deberían ser tu retrato. Ya lo
son un poquito, seguros. Al leerlas y meditarlas ¿Qué te dice Dios? ¿Qué cambios
alienta en tu vida? Pide la fuerza del Espíritu para ser cada día más dichoso,
más feliz, siguiendo el camino de las bienaventuranzas.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Hasta de Jesús hablaban
mal, siendo el hombre perfecto, el amor incansable, la ternura
personificada. ¡Cuanta paz y tranquilidad nos tienen que dar estas palabras del
Señor!
"Danos fuerza para
hacer el bien, sin que nos importen las críticas"
Señor, danos luz y fuerza
para renunciar a lo que nos separa de ti, de los hermanos, de la felicidad más
grande. No permitas que acaparemos bienes, porque provocaremos
muchas injusticias. No permitas que vivamos para consumir, porque siempre tendremos más hambre. No permitas que hagamos llorar
a los demás, porque hemos nacido para consolar. No permitas que seamos duros y
violentos, porque llevaremos la guerra dentro y nos destruiremos. No permitas
que únicamente busquemos el placer, porque jamás sabremos qué es
amar. No permitas que sólo busquemos el aplauso, porque nunca
nos sentiremos satisfechos. No permitas que nos creamos autosuficientes, porque nos encontraremos vacíos. No permitas que demos culto al
ego, porque así nunca seremos queridos.
Señor, danos luz y fuerza
para seguirte, para seguir el
camino de la bienaventuranza. Ayúdanos a acogerte en
nuestras vidas, porque estaremos llenos de luz. Ayúdanos
a ponernos en tus manos porque sólo así
viviremos seguros. Ayúdanos a optar por el servicio, porque Tú
nos sirves continuamente. Ayúdanos a compartir
nuestros bienes, porque Tú nos dejarás que nos falte la harina y el
aceite. Ayúdanos a hacer sonreír a los que lloran, porque Tú
nos miras y nos muestras tu sonrisa. Ayúdanos a ser
no-violentos, profetas de la paz, porque así construimos un
mundo nuevo. Ayúdanos a defender al perseguido, porque Tú
eres y serás defensor.
Ayúdanos a no vivir para
nosotros mismos, porque Tú entregaste la vida por todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario