miércoles, 16 de julio de 2014

LA CONVERSIÓN DE SAULO



Mientras tanto, Saulo no dejaba de amenazar de muerte a los creyentes del Señor. Por eso, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas de autorización para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a los que seguían el Nuevo Camino, tanto hombres como mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén. Pero cuando se encontraba cerca de la ciudad de Damasco, una luz que venía del cielo brillo de repente a su alrededor. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía:

-“Saulo, Saulo ¿Porqué me persigues”-

Saulo pregunto: -“¿Quién eres, Señor?”-

La voz le contestó: -“Yo soy Jesús, el mismo a quien estás persiguiendo. Levántate y entra en la ciudad, allí te dirán lo que debes de hacer”-

Los que viajaban con Saulo estaban muy asustados, porque habían escuchado la voz pero no habían a nadie.

Luego, Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos, no podía ver. Así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber nada.

En Damasco vivía un creyente que se llamaba Ananías, a quien el Señor se le presentó en una visión y le dijo:

-“Ananías”- Él le contestó: -“Aquí estoy Señor”-

El Señor le dijo: -“Levántate y vete a la calle llamada Derecha y en la casa de Judas pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. Está orando”- Ananías entra en esa casa y pone sus manos sobre él para que pueda ver de nuevo.

Al oír esto, Ananías dijo: -“Señor muchos ma han hablado de ese hombre y de todos los males que ha causado en Jerusalén a tu pueblo santo. Y ahora ha venido aquí, con autorización de los jefes de los sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre”-

Pero el Señor le dijo: -“Ve, porque he escogido a ese hombre para que hable de Mí a la gente de otras naciones y a sus reyes y también a los israelitas. Yo le mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa”-

Ananías fue a la casa donde estaba Saulo. Al entrar, puso sus manos sobre él, y le dijo:

-“Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha mandado, para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo”-

Al momento cayeron de los ojos de Saulo, una especie de escamas y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado. Después comió y recuperó las fuerzas y se quedó algunos días  con los creyentes que vivían en Damasco.

Luego Saulo, comenzó a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que lo oían se quedaban asombrados y decía:

-“¿No es este el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús? ¿No es el mismo que también vino aquí para arrestarlos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?”-

Pero Saulo hablaba cada vez con más valor y dejaba confundido a los judíos que vivían en Damasco, demostrando que Jesús es el Mesías.

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