Uno de la multitud dijo a Jesús: «Maestro, dile a
mi hermano que comparta conmigo la herencia»,
Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha
constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda
avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está
asegurada por sus riquezas».
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre
rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo:
"¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha" Después pensó:
"Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y
amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes
bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena
vida",
Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma
noche vas a morir, ¿y para quién será lo que has amontonado?"
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para
sí, y no es rico a los ojos de Dios».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi
vida?
Dios
quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de pobre, humilde,
como el de Santa Teresa de Jesús. Sólo puede entrar en la vida de los que han
apartado de su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia... Como
diría San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.
“Señor,
haznos pobres y sencillos”
“Gracias
por mostrarnos la grandeza de lo pequeño”
Orar no
sólo es hablar con Jesús, orar es estar con Él. Estar con Él y descansar de las
fatigas, de los agobios, del cansancio. Orar es presentar a Dios nuestra vida
y, en silencio, dejar que Él sea alivio y consuelo. A veces tenemos la
impresión de que ser cristiano es una carga pesada, difícilmente aguantable.
Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo contrario: “mi yugo es llevadero y mi carga
ligera”.
Contemplando el testimonio de vida de la santa de Ávila, pedimos a Dios que nos conceda combinar con acierto oración y acción, vida apostólica y tiempo para descansar en el Señor.
Contemplando el testimonio de vida de la santa de Ávila, pedimos a Dios que nos conceda combinar con acierto oración y acción, vida apostólica y tiempo para descansar en el Señor.
También
podemos rezar con uno de sus textos más bonitos:
Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta.
todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta.
Eleva tu pensamiento, al cielo sube, por nada te acongojes, nada te turbe.
A Jesucristo sigue con pecho grande, y, venga lo que venga, nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; nada tiene de estable, todo se pasa.
Aspira a lo celeste, que siempre dura; fiel y rico en promesas, Dios no se muda.
Ámala cual merece bondad inmensa; pero no hay amor fino sin la paciencia.
A Jesucristo sigue con pecho grande, y, venga lo que venga, nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; nada tiene de estable, todo se pasa.
Aspira a lo celeste, que siempre dura; fiel y rico en promesas, Dios no se muda.
Ámala cual merece bondad inmensa; pero no hay amor fino sin la paciencia.
Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera todo lo alcanza.
Del infierno acosado aunque se viere, burlará sus furores quien a Dios tiene.
Del infierno acosado aunque se viere, burlará sus furores quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos, cruces, desgracias; siendo Dios tu tesoro nada te falta.
Id, pues, bienes del mundo; id dichas vanas; aunque todo lo pierda, sólo Dios basta.
Id, pues, bienes del mundo; id dichas vanas; aunque todo lo pierda, sólo Dios basta.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario