Se acercaron a Jesús unos saduceos, que son los que
niegan la resurrección, y le propusieron este caso: «Maestro, Moisés nos ha
ordenado lo siguiente: "Si alguien está casado y muere sin tener hijos,
que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda",
Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener
hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo
mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia.
Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién
será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?»
Jesús les dijo: «¿No será que ustedes están equivocados por no
comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten los muertos, ni
los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de
Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: "Yo soy el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob"? Él no es un Dios de
muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error».
Palabra del Señor
¿Qué
me quieres decir, Señor?
¿Cómo
puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cuando no estamos abiertos a la verdad, cuando
queremos defender nuestras ideas a toda costa, cuando queremos ridiculizar las
posiciones de los otros, somos capaces de utilizar los argumentos más absurdos,
como los saduceos.
“Señor,
enséñanos a estar siempre abiertos a la verdad”
“Perdona y
cura, Señor, nuestras cabezonerías”
“Enséñanos a respetar a todos, a aprender de todos”
Es Dios de vivos, no de muertos. Es el Dios de la
vida, el Dios que da la vida a todo ser, el Dios que da su vida para que todos
disfruten la vida eterna...
Y nosotros, hijos del Dios de la vida, estamos
llamados a ser defensores y promotores de la vida, de las vidas más amenazadas,
de la vida de los pobres niños, hayan nacido o no, enfermos, ancianos...
“Señor,
gracias por el don de la vida”
“Gracias por
darnos tu vida”
“Haznos
defensores valientes de la vida”
“Perdónanos los pecados contra la vida, contra
nuestra vida”
Es Dios de las personas, el Dios de Abrahán, el Dios
de Isaac, el Dios de Jacob... Es el Dios de tu pueblo, de tu familia... Es tu
Dios. El Dios personal que establece relación con las personas, que acompaña,
ama, seduce, anima, guía, perdona, salva, se comunica,...
No es el relojero que
un día echó a andar la maquinaria del mundo para olvidarse de él.
“Gracias
Señor por caminar a nuestro lado”
“Gracias Por
ser nuestro Dios, nuestro Padre, nuestro Amigo, nuestro Salvador, nuestro Guía.
“Ayúdanos a cuidar las relaciones con las personas”
Gracias, Señor, porque al
romper la piedra de tu sepulcro nos trajiste en las manos la vida verdadera, no
sólo un trozo más de esto que los hombres llamamos vida, sino la inextinguible,
la zarza ardiendo que no se consume, la misma vida que vive Dios.
Gracias por este gozo,
gracias por esta Gracia, gracias por esta vida eterna que nos hace inmortales, gracias
porque al resucitar inauguraste la nueva humanidad
y nos pusiste en las manos estas vida multiplicada, este milagro de ser hombres y más, esta alegría de sabernos partícipes de tu triunfo, este sentirnos y ser hijos y miembros de tu cuerpo de hombre y Dios resucitado.
y nos pusiste en las manos estas vida multiplicada, este milagro de ser hombres y más, esta alegría de sabernos partícipes de tu triunfo, este sentirnos y ser hijos y miembros de tu cuerpo de hombre y Dios resucitado.
Amén
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