Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y,
subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a Él, llevando
paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a
sus pies y Él los sanó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban,
los inválidos quedaban sanos, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban
la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da pena esta
multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No
quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino».
Los discípulos le dijeron: «¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar
despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?»
Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tienen?»
Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados».
Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes
y los pescados, dio gracias, los partió y los daba a los discípulos, y ellos
los distribuían entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron llenaron
siete canastas.
Palabra del Señor
¿Qué
me quieres decir, Señor?
¿Cómo
puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
"Me da lástima de la gente". En
muchas ocasiones el Evangelio utiliza otra expresión semejante: "sintió
compasión". ¿Qué significan en el evangelio estas palabras? Sentir lástima
o compasión no es solamente un sentimiento pasajero de pena. Es ponerse
en lugar del otro, sentir lo que siente el otro y, como consecuencia,
comprometerme por el otro. Dios se pone en tu lugar, le duelen tus penas, se
alegra con tus éxitos, se compromete contigo. Le damos gracias.
Después de esta reflexión podemos entender mejor qué significa el Adviento y la Navidad, comprendemos la razón fundamental por la que Dios se hizo hombre, por la que sigue viniendo en cada momento. Dios viene porque se de cuenta de nuestras necesidades, porque tiene lástima y compasión, porque le duele que haya tanto dolor, tanta hambre de pan, de educación, de amor, de esperanza, de fe, de justicia... Dios viene porque se ha comprometido con toda la humanidad, contigo también.
Después de esta reflexión podemos entender mejor qué significa el Adviento y la Navidad, comprendemos la razón fundamental por la que Dios se hizo hombre, por la que sigue viniendo en cada momento. Dios viene porque se de cuenta de nuestras necesidades, porque tiene lástima y compasión, porque le duele que haya tanto dolor, tanta hambre de pan, de educación, de amor, de esperanza, de fe, de justicia... Dios viene porque se ha comprometido con toda la humanidad, contigo también.
Dios podría hacer lo que quisiera solo, pero
prefiere contar con nosotros. El acogió aquellos pocos panes y peces. Hoy
acoge, como si fuera un tesoro, nuestros gestos de amor, nuestros compromisos,
nuestra solidaridad, nuestros esfuerzos. Acoge todo y lo multiplica para
alimentar a sus hijos. Para que muchos sientan al Dios cercano que celebramos,
Jesús necesita nuestra colaboración, por pequeña que nos parezca.
El Evangelio de hoy nos ayuda a entender mejor
qué significa el Adviento y la Navidad: Dios viene porque se de cuenta de
nuestras necesidades, porque tiene compasión de nosotros.
Señor Jesús, tienes
compasión de los que no te encuentran y te acercas a todos.
Tienes compasión de
los que te tememos y te haces pequeño.
Tienes compasión de
los que somos demasiado duros y te manifiestas como ternura.
Gracias,
Jesús.
Tienes compasión de
los que tenemos hambre y te conviertes en pan de vida.
Tienes compasión de
los que no te entendemos y te haces Palabra.
Tienes compasión de
los que nos sentimos solos y perdidos y te haces nuestro compañero de
camino.
Gracias,
Jesús.
Tienes compasión de
los que sufren en su cuerpo o su alma y te presentas como nuestro médico y
medicina.
Tienes compasión de
los que somos perezosos para servir y te haces nuestro esclavo.
Tienes compasión de
los que pecamos y cargas con las consecuencias de nuestros errores.
Gracias,
Jesús.
Tienes compasión de
los que nos cuesta entregarnos y te ofreces por nosotros en la cruz.
Tienes compasión de
los que tenemos la muerte y con tu resurrección abres las puertas de la Vida
eterna.
Tienes compasión de
los somos cobardes y miedosos y nos regalas la fuerza de tu mismo
Espíritu.
Gracias, Jesús.
No desistas, Señor,
sigue insistiendo en
venir a nosotros, en hacerte
vecino del dolor y de la lágrima.
vecino del dolor y de la lágrima.
Ven más cada
mañana, nunca dejes de
acercarte.
Sucede que la arcilla es así, que está rajada de añoranza y de amor
y nuestro cántaro se nos queda sin sol, se cuela el agua hacia Ti.
y nuestro cántaro se nos queda sin sol, se cuela el agua hacia Ti.
Sigue empeñado, a pesar de nosotros y la
aurora, viniendo a nuestra sed.
Llegará un día en que todo estará como Tú quieras.
Amén
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