Éste fue el origen de Jesucristo:
María, su madre,
estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos,
concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un
hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en
secreto.
Mientras pensaba
en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de
David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en
ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el
nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto
sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
“La Virgen
concebirá y dará a luz un hijo a
quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido
significa: "Dios con nosotros".
Al despertar,
José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra
del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Antes de vivir juntos María esperaba un hijo. ¡Cómo son los planes de
Dios! Nos descoloca continuamente. "no son mis pensamientos vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos". Nos cuesta comprender
su voluntad y cumplirla. Queremos domesticar los planes de Dios, suavizar las
cuestas y curvas de su camino, controlar sus sorpresas...
Calma nuestras impaciencias; que aprendamos,
como José, a dejar que las cosas sucedan sin perder el equilibrio, sin
bloquearnos por la protesta, sin rechazar al diferente, sin juzgar con dureza.
Danos la sabiduría de José, para pensar bien
de la gente, para dejar obrar a Dios, y para apostar por la bondad del otro. Haznos generosos como María, para darte
el sí, para estar disponibles siempre aunque no entendamos.
Ayúdanos a cuidar nuestra familia, a mantener
viva la comunicación, a generar ternuras y detalles y a estar atentos a lo que
necesita el otro.
Amén
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