VENGA TU REINO
El Padrenuestro se
compone de pocas palabras. En la versión de San Lucas encontramos aun menos
palabras que en San Mateo. Cada palabra es substancial y contiene riqueza
divina.
Jamás debemos rezar la Oración del Señor de prisa y en rutina
superficial si aun se hace. Rezando bien la Oración del Señor podría iniciarse
nuestra conversión. Si no aprendemos a rezar bien, jamás nos vamos a convertir.
Jesús inicia su predicación en Galilea con las palabras: "El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena
Nueva". Mc 1, 14.
Al explicar la parábola del sembrador dice Jesús a los Doce:
" A vosotros se ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que
están fuera todo se les presenta en parábolas" Mc 4, 11. Sigue la
advertencia de Cristo, que el sólo mirar y oír no basta para entender los misterios
de la fe. Ciertamente vale esto también para el misterio de fe, que es la
Eucaristía.
El Señor exige radicalmente "que se conviertan y se les
perdone" Mc 4, 12. Sólo así entramos en el Reino de los cielos. Es el
centro de la predicación de Jesús. Pedro recibe las llaves del Reino de los
cielos Mt 16, 19, que desde entonces, por la Iglesia y sus sacramentos, está
siempre abierto a los pecadores arrepentidos. El príncipe de este mundo será
echado abajo Jn. 12,32, Jesús quiere atraer a todos, hacia sí. Sin embargo el
Evangelio puede estar velado... "para los incrédulos, cuyas inteligencias
cargó el dios de este mundo" 11 Cor 4,4.
Con expulsar a los demonios Cristo da el testimonio definitivo de
que ha llegado el Reino de Dios Lc 11, 20. La Biblia enseña múltiples
significaciones del concepto dinámico "Reino de Dios", que está
presente entre nosotros por Cristo mismo, que ya ganó la batalla decisiva contra
las fuerzas adversas del reino. Pero que tendremos su victoria final cuando
"Dios sea todo en todo" 1 Cor 15,40. Cristo exige a sus discípulos,
que no pongan su corazón en las cosas materiales de este mundo, como los
gentiles, sino que busquen primero el Reino de Dios y el Padre les dará por
añadidura todo lo que necesitan Lc 12, 31.
Los fariseos podían entender bien tanto por las enseñanzas como
por las obras de Jesús, que él era el Mesías-Rey, anunciado por importantes
textos del Antiguo Testamento. Sabían, que Jesús no vino como revolucionario
político para sublevar a la gente. Sin embargo de esto lo acusaron delante de Pilatos,
porque -como ya hemos leído- el padre de la mentira, el diablo, obraba en
ellos.
Jesús declara solemnemente delante de Pilatos: "Mi Reino no
es de este mundo... no es de aquí" Jn. 19, 38. Pero su Reino de verdad...
de santidad... de justicia, de amor y de paz tiene que levantarse dentro de
este mundo, dentro de nuestros corazones y también en las estructuras
comunitarias de la vida social de los hombres.
Podemos encontrar un buen comentario moderno sobre este aspecto de
la petición "Venga tu Reino" en algunos párrafos de la
"Instrucción sobre Libertad cristiana y Liberación", publicada el 22
de marzo de 1986 por la Santa Sede y firmada por el Papa.
El Reino de Dios debe ante todo desarrollarse dentro de nos-
otros. El Evangelio es fuerza de vida eterna, engendra hombres nuevos, que
producirán frutos de justicia y paz en su ambiente familiar, profesional y
social. El capítulo IV habla de la misión liberadora de la Iglesia, iniciada
por Cristo, diciendo: "Las Bienaventuranzas proclamadas por Jesús expresan
la perfección del amor evangélico; ellas no han dejado de ser vividas a lo
largo de toda la historia de la Iglesia por numerosos bautizados y, de una
manera eminente, por los santos... Jesús, el nuevo Moisés, comenta en ellas el
Decálogo, la Ley de la Alianza, dándole su sentido definitivo y pleno. Las
Bienaventuranzas leídas e interpretadas en todo su contexto, expresan el
espíritu del Reino de Dios que viene... Las Bienaventuranzas preservan de la
idolatría de los bienes terrenos y de las injusticias que entrañan su búsqueda
desenfrenada. Ellas apartan de la búsqueda utópica y destructiva de un mundo
perfecto, pues "pasa la apariencia de este mundo" 1 Cor 7, 31
La misión esencial de la Iglesia, siguiendo la de Cristo, es una
misión evangelizadora y salvífica... En esta misión, la Iglesia enseña el
camino que el hombre debe seguir en este mundo para entrar en el Reino de Dios.
Su doctrina abarca, por consiguiente, todo el orden moral y, particularmente,
la justicia, que debe regular las relaciones humanas... La Iglesia es también
fiel a su misión cuando denuncia las desviaciones, las servidumbres y las
opresiones de las que los hombres son víctimas. Es fiel a su misión cuando se
opone a los intentos de instaurar una forma de vida social de la que Dios esté
ausente..."
Los textos enseñan claramente que Cristo debe vivir y reinar, no
sólo en los corazones de los fieles según el espíritu de las bienaventuranzas,
sino que Cristo debe vivir y reinar también por los mismos fieles en la vida
pública. Cada hombre puede y debe en su patria, Influir, para que por su voto
lleguen al poder aquellos hombres, que den la mejor garantía de una vida
social, de la cual Dios no esté ausente, Cuando en una dictadura se falsifican
las elecciones y se defrauda a los ciudadanos en el resultado de sus votos,
todo el pueblo tiene el derecho de unirse para buscar por medios legítimos,
hasta por resistencia pasiva, su libertad y liberación.
Pero aún suponiendo que los mejores hombres gobiernan a los
pueblos con verdadera justicia y responsabilidad, queda pendiente la petición
siempre urgente: "Venga tu Reino", Este Reino no es obra de hombres.
Es don divino, hay que recibirlo con la humildad y gratitud de un niño Mc 10,15,
es herencia eterna, preparada para los hombres que reconocieron a Cristo en los
hermanos más pobres Mt 25, 34. Es banquete escatológico, anunciado por Cristo
durante la cena pascual con las palabras: " A partir de este momento no
beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios" Lc 22, 18.
El Reino es el tesoro escondido y la perla preciosa, la comunión eterna con
Dios, el único valor absoluto por el cual debemos renunciar con alegría a todo
lo provisional y relativo.
Cuando en algún país como en Cuba por la discriminación de los
creyentes y por la oficial propaganda atea entre los jóvenes se reúnen sólo
algunos niños y ancianos en la Misa del domingo debemos recordar las palabras
del Señor: "No temáis, pequeño rebaño, por- que a vuestro Padre le ha
parecido bien daros a vosotros el Reino" Lc 12, 32.
El Reino de Dios es también tema importante de la Exhortación
Apostólica "Para anunciar el Evangelio"
...Este reino y esta salvación pueden
ser recibidos por todo hombre, como gracia y misericordia; pero a la vez cada
uno debe conquistarlos con la fuerza con la fatiga y el sufrimiento. con una
vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espíritu de las
bienaventuranzas.
Pero ante todo cada uno los consigue
mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de
metanoia, una conversión radical. una transformación profunda de la mente y del
corazón...
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