Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar
su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario,
no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por
lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen
los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los
hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu
mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan
como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos
ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores,
retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no
pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para
que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su
recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes,
perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los
hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
Palabra del
Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
La
Palabra de Dios en el comienzo de la Cuaresma nos propone la línea para un
programa de conversión, de superación de nuestra mediocridad, de acercamiento a
Dios y a las demás personas.
Jesús
no nos anima a hacer cosas nuevas o extrañas, sobre todo, nos invita a
purificar nuestras intenciones, nuestros objetivos: hacer las cosas, no para
sentirnos mejor, ni para que los demás nos aplaudan, sino para que nos vea
nuestro Padre que está en lo escondido.
Como
siempre, y como hacen creyentes de todas las religiones y seguidores de muchas filosofías,
Jesús nos invita a:
-Compartir
con los demás lo que somos y tenemos (Limosna).
-Estar
en contacto con el que nos alimenta y nos da vida (Oración)
-Privarnos
de lo que no es imprescindible (Ayuno), para poder compartir con los demás y
para que en nuestro corazón tenga sitio el único que es necesario: Dios.
Conviértete de corazón y no te preocupes tanto por la fachada; Jesús te conoce de sobra, mejor que tú.
Conviértete de corazón y no te preocupes tanto por la fachada; Jesús te conoce de sobra, mejor que tú.
Ubícate bien en la vida, acude al desierto y no te
des a la fuga; que el evangelio sea tu GPS y guía.
Ayuna como a Dios le gusta: levántate todos los
días con hambre de justicia
y acuéstate con hambre de Dios y de vida.
y acuéstate con hambre de Dios y de vida.
Reza cerrando las puertas a la desidia, a los
ruidos, cumplimientos y prisas,
y ábrelas a Dios para que se instale como quiera.
y ábrelas a Dios para que se instale como quiera.
Escucha la melodía del Padre que nos enamora a
través de las ondas de la creación entera; pon tu corazón en sintonía todos los
días.
Sana tu cuerpo y espíritu, en este tiempo, con la
brisa, el agua, la cruz y el servicio; déjate curar por quien ama a los
heridos.
Mira a tu alrededor y no andes perdido; discierne
los signos de los tiempos.
y acércate a los que están solos y perdidos.
y acércate a los que están solos y perdidos.
Sube a las cumbres que te desafían, baja a los
abismos que dan vértigo
y anda erguido por los caminos de la historia.
y anda erguido por los caminos de la historia.
Ama sin murallas y sin remilgos: así entenderás al
Dios de la vida y llegarás listo a la pascua florida.
Amén
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