Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta
gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron
para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi
vida?
Pueden ayudar estas ideas:
¿Qué
verían todas aquellas multitudes que iban detrás de Jesús, a donde quiera
que fuera? Nos lo podemos imaginar. Su vida era coherente, sus palabras
verdaderas, su amor a prueba de cruz...
La
Madre Teresa de Calcuta, Monseñor Oscar A. Romero, el mismo Papa Francisco...
y muchas personas siguen despertando la admiración de multitudes.
Es
verdad que todos no tenemos los mismos dones, pero como cristianos, nos tenemos
que preguntar: ¿qué sentimientos despierta nuestra vida en los que
nos rodean? ¿En que se nos nota que somos cristianos? ¿qué testimonio
estamos dando?
"Señor,
gracias por las personas que me han animado a seguirte"
"Perdona
y cura nuestra falta de testimonio"
"Danos
fuerza para ser hacer presente tu amor entregado"
Sin
embargo, la familia, seguramente con la mejor intención, acude para
llevarse a este hijo pródigo. No se dejan impresionar por Jesús. Quizá les pasa
lo que a nosotros: nos impresionan los desconocidos, no valoramos al que
tenemos cerca. Y cuando conocemos a una persona impresionante, conforme pasa el
tiempo, la pesadez de la rutina va menguando la admiración del principio.
"Que
no nos acostumbremos nunca a tu amor, a tu entrega"
"Ayúdanos
a valorar el testimonio cotidiano de los que nos rodean"
"Perdona
y cura nuestra falta de sensibilidad".
¡Oh,
Dios! Envíanos locos, de los que se
comprometen a fondo, de los que se
olvidan de sí mismos, de los que aman con algo más que con palabras, de los
que entregan su vida de verdad y hasta el fin.
Danos
locos, chiflados, apasionados, personas capaces de dar el salto hacia la inseguridad, hacia la
incertidumbre sorprendente de la pobreza; danos locos, que no utilicen sus capacidades en
su provecho.
Danos
locos, locos del presente, enamorados de una
forma de vida sencilla, liberadores eficientes
de los que sufren, amantes de la paz, puros de conciencia, resueltos a nunca traicionar, capaces de
aceptar cualquier tarea, de acudir donde sea, libres y obedientes, espontáneos y
tenaces, dulces y fuertes.
Danos
locos, Señor, danos locos, y contágiame tu
locura.
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