Jesús
decía a la multitud:
«¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de
la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada
oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien
tiene oídos para oír, que oiga!»
Y les decía: «¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan
se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le
dará, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene».
Palabra del Señor
¿Qué me quieres decir,
Señor?
¿Cómo puedo hacer
realidad este evangelio en mi vida?
Pueden ayudar estas
ideas:
Quien
acoge su Palabra se convierte en luz
para los demás. ¿Qué podrían decir los demás de mi testimonio? ¿Salgo de
casa y hago algo por los demás o vivo mi cristianismo en privado, ayudando sólo
a los de casa y ocultando la luz que he recibido?
Nos
pusiste, Señor, en esta tierra como luz, como
hoguera abrasadora, a nosotros que apenas
mantenemos encendida la fe de nuestras almas.
Nos
dejaste, Señor, como testigos, como anuncio brillante
entre las gentes, a nosotros, tus amigos vacilantes.
No te oirán
si nosotros nos callamos, si tus hijos te apartan
de sus labios.
No
verán el fulgor de tu presencia si tus fieles te ocultan
con sus obras.
¡Ay de
aquel que no siembre a manos llenas, el que guarda en su pecho
tus regalos, el que deja a los ciegos con su noche y no da
de comer a los hambrientos!
¡Ay de
aquel que no grita tu evangelio, el que calla detrás de
sus temores, los que buscan tan solo los negocios olvidando
dar la vida a tu mensaje!
Fortalece,
Señor, nuestra flaqueza.
Que tus
siervos anuncien tu palabra.
Que
resuene tu voz en nuestra boca.
Que tu
luz resplandezca en nuestras vidas.
Tú
serás fortaleza de tu pueblo, la victoria del hombre
desvalido.
Con tu
ayuda serán irresistibles tus testigos dispersos
por la tierra.
«La
medida que uséis la usarán con vosotros»: ¿cómo te gustaría que te trataran? El
testimonio ha de ser respetuoso y ha de hablar a todos de la misericordia
de Dios. Esta es la Buena Noticia del Evangelio: Dios no ha venido a juzgar
el mundo, sino a perdonarlo, a amarlo profundamente con entrañas de
misericordia. ¿Eres testigo del amor de Dios a todos? ¿Te gustaría que usaran
contigo la medida de la misericordia o la crítica y el desamor?
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