A la
Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy
el camino, y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me
conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han
visto».
Felipe
le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta».
Jesús
le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no
me conocen?
El que
me ha visto, ha visto al Padre.
¿Cómo
dices: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que Yo
estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las
palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí
es el que hace las obras.
Créanme:
Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Créanlo,
al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras
que Yo hago, y aún mayores, porque Yo me voy al
Padre. Y Yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si
ustedes me piden algo en mi Nombre, Yo lo haré».
Palabra
del Señor
¿Qué me quieres decir,
Señor?
¿Cómo puedo hacer
realidad este evangelio en mi vida?
“Yo soy
el camino”. Él es el camino de la felicidad, el que camino que todos buscamos,
aunque no lo sepamos. El camino que nos conduce a la paz.
“Señor,
estamos perdidos, llévanos a tu camino”
“Gracias
por ser nuestro camino y nuestro acompañante”
“Enséñanos
a mostrar tu camino de felicidad a todos”
“Yo soy
la verdad”. En Él descubrimos la verdad de Dios y nuestra verdad. Él es Dios y
es el hombre perfecto. Él nos ha descubierto los secretos del corazón de Dios:
amor, misericordia, perdón, ternura... Y nos ha enseñado que nuestro corazón
está llamado a ser como el de Dios.
“Señor,
sólo Tú eres la verdad, Tú tienes palabras de vida eterna”
“A
veces nos dejamos engañar por la mentira. Perdónanos”
“Gracias,
Señor, por las personas que son testigos de la verdad”
“Yo soy
la vida”. Si seguimos a Jesús, si recorremos su Camino, si acogemos su Verdad,
compartiremos su misma Vida, la Vida de Dios, la Vida eterna.
“Gracias
Señor por regalarnos tu misma Vida”
“Señor,
a veces estamos como muertos. Resucítanos” “Danos tu Espíritu para que tu Vida
llegue a todos”
Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el
Padre, a la salvación. En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por
donde avanzar y tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y
cómodos, recuérdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en
la felicidad más plena y duradera.
Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.
Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente.
Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.
Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente.
Aunque esté lleno de baches y piedras y tenga
infinidad de curvas, aunque vaya por colinas y valles y sean frecuentes las
pendientes, aunque sea estrecho y sin césped, unas veces polvoriento, otras
lleno de barrizales, voy por él siguiendo tus huellas, soñando utopías,
buscando sombras, anhelando metas, disfrutando la experiencia. Y Tú, que vas
por delante, te me revelas y ofreces cada día como camino, verdad y vida.
Amén
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